17 Domingo Tiempo Ordinario (Ciclo B)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos
días, sed bienvenidos a la celebración del día del Señor.
Hermanos: la celebración del Domingo nos recuerda que somos un Pueblo de la memoria. En
la Eucaristía dominical hacemos memoria de la Pascua de Cristo, del Misterio de
su pasión, muerte y resurrección por el que nos ha alcanzado la salvación y nos
ha abierto las puertas del reino de Dios.
Participemos
con alegría del banquete que el Señor nos prepara en su Cuerpo y en su Sangre y
hagamos memoria de la fuerza salvadora que actúa en nuestras vidas.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
¡Cuántas
necesidades tenemos!, necesitamos todos los días comer, vestirnos, una casa
donde vivir… ¡Tantas y tantas cosas…!
Es
inevitable, somos unas pobres criaturas y nuestras vidas se sustentan,
justamente, al cubrir esas necesidades. Sin embargo, hemos de reconocer que hay
una gran porción de la humanidad que no tiene cubiertas las necesidades
básicas. Jesucristo no es indiferente a las necesidades de los hombres. Él, como
Creador nuestro, las conoce y sale en nuestra ayuda.
Escuchemos
con atención las lecturas que hoy se nos proclama y descubramos cómo Jesús está
atento y provee en favor del ser humano.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada petición respondemos: ¡Señor, ten piedad de nosotros!
-
Por el Papa, los obispos y sacerdotes, para que desarrollen el ejercicio de su
ministerio con la caridad pastoral propia de Cristo. OREMOS.
-
Por los gobernantes de las naciones, por los dirigentes de las grandes
multinacionales, por los directivos de las empresas financieras, para que promuevan
una justa distribución de la riqueza. OREMOS.
-
Por las multitudes que padecen hambrunas, por las que no tienen unas
condiciones de vivienda dignas, por las que carecen de una sanidad apropiada…,
para que encuentren la justa solidaridad entre las naciones más ricas. OREMOS.
-
Por los que han hecho de su vida un servicio a los más desfavorecidos, para que
encuentren en su entorno comprensión y apoyo. OREMOS.
-
Por los que formamos parte de nuestra parroquia, para que nuestra solidaridad
con los más pobres tenga la medida que brota del Evangelio. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias,
Señor, porque en esta Eucaristía
nos
has alimentado con el Pan de la vida.
Gracias
porque en ella has consumado
el
cuidado providente que, día a día,
mantienes
con nosotros.
Señor,
Jesús, ¡nada de lo nuestro te es ajeno!
Tú
conoces nuestras necesidades,
Tú
estás atento a nuestras desdichas,
Tú,
de un modo que a nosotros se nos escapa,
pones
los medios para que vivamos dignamente…
¡Gracias,
Jesús, porque plantas el banquete del Reino
en
medio de nuestras vidas!
Te
pedimos, Señor,
que
te sigas fijando en las multitudes desheredadas;
o
mejor, que nos ayudes, a nosotros,
a
fijarnos en ellas.
¡Oh!
buen Jesús, haz que no seamos indiferentes
a
las necesidades de los hermanos
y
permanezcamos impasibles ante sus sufrimientos.
Danos
un corazón compasivo como el tuyo
de
modo que podamos ser ante ellos
instrumentos
de tu divina providencia.
Amén.
