“Amen
a sus enemigos y recen por sus persecutores”: es el “misterio” ante el que los
cristianos deben conformarse para ser perfectos como el Padre
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El Papa Francisco celebra la misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta (Vatican Media) |
Es
cuanto destacó el Pontífice en su homilía de la Misa matutina celebrada en la
capilla de la Casa de Santa Marta, el tercer martes de junio
El
perdón, la oración, el amor por quien nos “quiere destruir”, por nuestro
enemigo: Sólo la Palabra de Jesús puede tanto. Al reflexionar sobre el capítulo
V, versículo 43, del Evangelio de Mateo propuesto por la liturgia del día, el
Pontífice admitió la dificultad humana de seguir el modelo de nuestro Padre
celestial que tiene un amor “universal”. De ahí que haya destacado el desafío
del cristiano de pedir al Señor la “gracia” de saber “bendecir a nuestros
enemigos” y comprometernos a amarlos.
Perdonamos para ser
perdonados
En su
reflexión Francisco afirmó que comprendemos que “debemos perdonar a los
enemigos”, “lo decimos todos los días en el Padrenuestro; pedimos perdón como
nosotros perdonamos: es una condición…, si bien no fácil”. De este modo también
“rezar por los demás”, por “aquellos que nos causan dificultades”, “que nos
ponen a prueba: también esto es difícil, pero lo hacemos. O, al menos, tantas
veces hemos logrado hacerlo”:
“Pero
rezar por aquellos que quieren destruirme, por los enemigos, para que Dios los
bendiga: es algo verdaderamente difícil de entender. Pensemos en el siglo
pasado, en los pobres cristianos rusos que por el sólo hecho de ser cristianos
eran enviados a Siberia a morir de frío: ¿Y ellos debían rezar por el
gobernante verdugo que los mandaba allá? Pero, ¿cómo? Y tantos lo han hecho:
han rezado. Pensemos en Auschwitz y en otros campos de concentración: ellos
debían rezar por este dictador que quería la raza pura y mataba sin escrúpulos,
¡y rezar para que Dios lo bendijera! Y tantos lo han hecho”.
Aprender de la lógica de
Jesús y de los mártires
Es
la “lógica difícil” de Jesús que, en el Evangelio, está contenida en la oración
y en la justificación de aquellos que “lo mataban” en la Cruz: “Perdónalos,
Padre, no saben lo que hacen”. Jesús pide perdón por ellos, como también lo
hace en el momento del martirio, Santo Esteban:
“Pero
cuánta distancia, una infinita distancia entre nosotros que tantas veces no
perdonamos pequeñas cositas, y esto que nos pide el Señor y de lo que nos ha
dado ejemplo: perdonar a los que tratan de destruirnos. En las familias es tan
difícil, a veces, para los esposos, perdonarse después de alguna disputa, o
perdonar a la suegra: no es fácil. Para el hijo, pedir perdón al papá, es
difícil. Pero perdonar a aquellos que te están matando, que quieren destruirte…
No sólo perdonar: rezar por ellos, ¡para que Dios los custodie! Es más,
amarlos. Sólo la palabra de Jesús puede explicar esto. Yo no logro ir más
allá”.
Pedir la gracia de ser
perfectos como el Padre
De
manera que el Papa Bergoglio subrayó que es “una gracia” que hay que pedir, esa
de “comprender algo de este misterio cristiano y ser perfectos como el Padre
que da todos sus bienes a los buenos y a los malos”. Nos hará bien – concluyó
diciendo Francisco – pensar en nuestros enemigos. “Creo – añadió – que todos
nosotros tengamos alguno”:
“Nos
hará bien, hoy, pensar en un enemigo – creo que todos nosotros tengamos alguno
– en uno que nos ha hecho el mal o que nos quiere hacer el mal o que trata de
hacer el mal: en éste. La oración mafiosa es: “Me la pagarás”. La oración
cristiana es: “Señor, dale tu bendición y enséñame a amarlo”. Pensemos en uno:
todos nosotros tenemos uno. Pensemos en él. Recemos por él. Pidamos al Señor
que nos dé la gracia de amarlo”.
Gabriella
Ceraso - Ciudad del Vaticano
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