Perfeccionismo vs. amor
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
día del Corpus Christi toda la Liturgia es preciosa: hay cada frase, cada
oración... que te lleva fácilmente a experimentar el Amor del Señor.
Mientas
estábamos cantando las Vísperas, comencé a darme cuenta de que estaba
centrándome solo en una cosa: en que afinásemos bien el canto, en que fuésemos
a coro, en dar bien el tono... Casi completamente absorta en esto, cuando me quise
dar cuenta, ya me había perdido algún salmo sin enterarme de nada.
¡Me
había entrado el perfeccionismo! Menos mal que el Señor me avisó para que no me
lo perdiera todo...
La
oración litúrgica tiene un objetivo, que es alabar al Señor, darle gracias por
su Amor en nombre de todas las personas, y disfrutar con ello. Pero yo, en ese
momento, me había despistado de lo único fundamental.
El
perfeccionismo te hace perder el objetivo fundamental de lo que estás haciendo.
Y, lo que es peor, el perfeccionismo solo conduce a enfadarse, ya que nunca
nada está del todo perfecto, nunca se llega a la talla soñada... ¡cuando hay
perfeccionismo se deja de disfrutar!
En
ese momento, el Señor me regaló una imagen que me pacificó: cuando un niño hace
un dibujo a su padre, a este le va a encantar, ¡seguro! No tanto por lo bonito
que esté el dibujo, o porque “no se haya salido de la raya” al colorear... sino
porque ve su deseo de hacerle un regalo y de mostrarle su cariño. Pues, de
igual modo, Cristo mira nuestro canto, no por la perfección del tono ni del
ritmo... sino por el amor.
Y
es que el objetivo de nuestra vida es el amor. Vivir desde el perfeccionismo
agota, y la vida se convierte en una losa pesada, sin ilusión, con el continuo
riesgo de acabar mirando por encima a los demás... Pero vivir desde el amor lo
cambia todo.
Solo
cuando experimentas el amor de Cristo en tu pobreza comienzas a descansar.
Seguirás deseando que Él vaya transformándote más y más, pero puedes comenzar a
amarte como eres. Esta experiencia no queda ahí, sino que podrás amar a los
demás sin necesidad de ponerles un listón. Para el Señor no es tan importante
qué o cuánto hagamos sino cómo lo hacemos.
Hoy
el reto del amor es dejar el perfeccionismo y apostar por el amor.
VIVE
DE CRISTO
Apuesta por el amor
Fuente:
Dominicas de Lerma