A todo vapor
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día estaba de cocina. Para comer había lentejas; la receta ya me sale de
memoria.
Cebolla,
unas patatas... en cuestión de unos minutos tenía cerrada la olla express. En
cuanto salió el vapor, puse en marcha el cronómetro. Había que esperar a que
marcase 20 minutos. ¡Aquello era pan comido!
Pero,
cuando el cronómetro marcaba 18 minutos... la sombra de la duda.
“Estoy
yendo de memoria... ¿serán 20 minutos? ¿No serían más? ¡Horror! ¿No serían
menos?”
Como
una flecha me abalancé al cajón y busqué el cuadro de tiempos de cocción.
“Legumbres, 20 minutos”.
-¡¡Uuuuufff,
menos mal!! -me dije ya más relajada- Qué memoria la mía...
Y,
entonces, me percaté de la presencia de un asterisco... bajé al pie de página
y...
“Lentejas,
15 minutos”.
-¡¡Aaaaaah!!
¡¡Puré!! ¡¡Hoy comemos puré!!
Apagué
el fuego, llevé la olla bajo el grifo... todo esto sin dejar de dar gritos
lamentándome por el repentino cambio de menú...
Menos
mal que el Señor me dio reflejos para usar el agua fría. Al final las lentejas
quedaron bastante salvables... ¡Uf, por los pelos!
Orando
esto, me he dado cuenta de que nosotros somos como las legumbres. Aunque seamos
de la misma familia... ¡cada uno necesita su tiempo de cocción!
Seguro
que sabes por experiencia que hay gente que necesita que la escuchen; otros, en
cambio, prefieren que se les respete en su silencio; con unos hay que
acercarse, a otros hay que darles espacio; a unos les basta un gesto para
sentir el cariño, otros necesitan palabras...
No
se puede ir de memoria, ni creer que lo que funciona con uno funcionará con
todos. Lo peor de todo es, ¡que aquí no hay manual de instrucciones! ¿O tal vez
sí?
Cristo
es el único que conoce el corazón de cada persona y Él es el único que sabe lo
que realmente necesita. Pero con Él descubrirás que no hay fórmulas fijas: a
unos enfermos les cura al tocarlos, a otros les manda a ver a los sacerdotes y
les cura cuando iban de camino... Si quieres aprender de este Chef, ¡hay que
vivir abierto a la novedad!
Hoy
el reto del amor es que ames a una persona. Pregúntale al Señor quién de tu
alrededor necesita una dosis especial de cariño. Pídele ojos para descubrir qué
necesita, estudia lo que le gusta, ¡ora para sorprenderle! No vayas de memoria,
a lo que haces siempre... ¡deja que Cristo te muestre nuevos caminos, adaptados
a cada “legumbre”! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma