¿GPS?
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días, una amiga nuestra me pidió que le ayudara a poner en marcha su nuevo
GPS. La verdad es que esto de los aparatejos me gusta, y en seguida lo
conseguimos.
La
cosa es sencilla: le pones un destino y él te calcula la ruta, de manera que la
persona sabe por dónde va a pasar, le avisa qué salidas tiene que coger...
¡todo sencillísimo para llegar al destino sin perderse!
Después,
cuando llegué a la oración, el Señor me regaló entrever que muchas veces yo
pretendo hacer lo mismo con Él. Me entró la risa porque es verdad: mi mente es
como una hoja de cálculo, y me gustaría tenerlo todo bajo control. Si por mí
fuera, cada mañana le pondría al Señor la ruta en el GPS. Cómo me gustaría que
me dijera qué salidas tomar, cómo me gustaría todos los días saber qué ruta
coger para experimentarLe fuerte en la Eucaristía, para no salirme del carril
del amor, para saber exactamente cómo actuar para no equivocarme... y, sin
embargo, cada día que inconscientemente lo he intentado, ¡Él me descoloca por
donde menos me imagino!
En
aquella oración, me reía imaginando a los pobres discípulos, que se levantarían
cada mañana mirando a Jesús y pensando: “¿Qué nos deparará el día de hoy?
¿Dónde querrá ir?”. Y eso, si no les sucedía que, al levantarse, se dieran
cuenta de que se les había escapado a algún lugar a orar, y tenían que ir a
buscarlo...
No
creo que ningún día se les ocurriera trazarLe una ruta. Bueno, quizá Pedro lo
intentó alguna vez, pero seguro que se dio por vencido al ver que el camino
trazado por Jesús no tomaba rutas razonables.
A
pesar de todos los vaivenes, lo que sí que tenían era la certeza de que querían
ir con Él, porque su experiencia era de que, con Jesús, cualquier día se
convertía en un día asombroso. Y esto es algo que también está a nuestro
alcance. También nosotros tenemos cada mañana la oportunidad de querer vivir el
día con Él, y con ello sabemos que tenemos aseguradas un montón de aventuras. Y
es que, al final, esta es la frescura del amor, que no se puede encasillar, y
es imposible tenerlo bajo control, sino que a cada paso sorprende, es nuevo. Si
siempre tuviésemos los mismos detalles de amor, dejarían de causar asombro...
Hoy
el reto del amor es comenzar el día soltando el GPS y mirando a Jesús. Deja en
Sus manos tu planificación del día: tu trabajo, tu familia, tu vida
espiritual... y pregúntaLe: “¿Cómo quieres que lo hagamos hoy?”. Él está vivo,
es real, y en este día se va a manifestar en tu vida en un montón de
circunstancias, tan solo tienes que preocuparte de ir con Él y de disfrutarlas.
¡Conjuga tu día en plural!
VIVE
DE CRISTO
Apuesta
por el Amor
Fuente:
Dominicas de Lerma