“Es la pedagogía de la
encarnación, de la inculturación; no sólo en las culturas lejanas, sino también
en la propia parroquia, en la nueva cultura de los jóvenes”
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El Santo Padre preside la celebración de la Santa Misa Crismal en la Basílica de San Pedro (Vatican Media) |
Lo
recordó el Santo Padre en su homilía de la Misa Crismal celebrada esta mañana
en la Basílica de San Pedro
“Al
leer los textos de la liturgia de hoy me venía a la mente, de manera
insistente, el pasaje del Deuteronomio que refiere la cercanía de Dios y
nuestra cercanía apostólica”. Lo dijo el Papa Francisco al comenzar su homilía en el
inicio del Triduo Pascual de este año, que empieza, precisamente, con la solemne
celebración de la Santa Misa Crismal.
Dirigiéndose
a los queridos hermanos, y de modo especial a los sacerdotes de la diócesis de
Roma y de las demás diócesis del mundo el Santo Padre explicó que en este texto
del profeta Isaías contemplamos al enviado de Dios ya “ungido y enviado”, en
medio de su pueblo, cercano a los pobres, a los enfermos, a los prisioneros...
y al Espíritu que “está sobre él”, que lo impulsa y lo acompaña por el camino.
Hoy se ha cumplido esta
Escritura que acaban de oír
“También
en el Salmo 88 – prosiguió – vemos cómo la compañía de Dios, que ha conducido
al rey David de la mano desde que era joven y que le prestó su brazo, ahora que
es anciano, toma el nombre de fidelidad: la cercanía mantenida a lo largo del
tiempo se llama fidelidad”. Mientras en el Apocalipsis – dijo también el Papa –
nos acerca, hasta que podemos ver “al Señor que siempre está viniendo”.
De
ahí que la alusión a que “lo verán los que lo traspasaron” nos hace sentir que
siempre están a la vista las llagas del Señor resucitado, siempre está viniendo
a nosotros el Señor si nos queremos “hacer próximos” en la carne de todos los
que sufren, especialmente de los niños.
Por
último en la imagen central del Evangelio de hoy, el Pontífice destacó que
“contemplamos al Señor a través de los ojos de sus paisanos que estaban fijos
en él”. Sí, porque “Jesús se alzó para leer en su sinagoga de Nazaret. Le fue
dado el rollo del profeta Isaías. Lo desenrolló hasta que encontró el pasaje
del enviado de Dios. Y terminó estableciendo la cercanía tan provocadora de
esas palabras: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acaban de oír”.
Jesús quiso ser un
evangelizador, un predicador callejero
Tras
comentar que Jesús encuentra el pasaje y lee con la competencia de los
escribas, si bien quiso ser un “evangelizador”, “un predicador callejero”, el
“portador de alegres noticias” para su pueblo, el Papa se refirió a esta “gran
opción de Dios”, a saber: que el Señor eligió ser alguien cercano a su pueblo.
Curas callejeros
El
Santo Padre explicó además que “la cercanía es más que el nombre de una virtud
particular, es una actitud que involucra a la persona entera, a su modo de
vincularse, de estar a la vez en sí mismo y atento al otro. Así es un
sacerdote cercano, que sabe encontrar una palabra para cada uno; que habla con
todos, chicos, grandes, pobres o con los que no creen... Curas cercanos, que
están y que hablan con todos... En una palabra: “Curas callejeros”.
La verdad es fidelidad
Sin
embargo el Pontífice hizo notar que aún nos falta incorporar más el hecho de
que la cercanía es también la clave de la verdad.
En
cuanto al hecho de acudir a María, Madre de los sacerdotes, el Papa Francisco
sugirió invocarla como “Nuestra Señora de la Cercanía”. O sea, como una
verdadera madre que camina con nosotros, lucha con nosotros y derrama
incesantemente la cercanía del amor de Dios, de modo tal que nadie se sienta
excluido.
Por
esta razón, al final de su homilía, el Papa Bergoglio sugirió a los sacerdotes
meditar tres ámbitos de cercanía sacerdotal en los que estas palabras: “Hagan
todo lo que Jesús les diga” deben resonar – de mil modos distintos pero con un
mismo tono materno – en el corazón de las personas con las que hablamos: el
ámbito del acompañamiento espiritual, el de la confesión y el de la predicación.
Nuestra Señora de la
Cercanía
Le
pedimos a María, “Nuestra Señora de la Cercanía” – concluyó diciendo el
Pontífice en su homilía – “que nos acerque entre nosotros” y, a la hora de
decirle a nuestro pueblo que “haga todo lo que Jesús le diga”, nos unifique el
tono, para que en la diversidad de nuestras opiniones, se haga presente su
cercanía materna, esa que con su “sí” nos acercó a Jesús para siempre.
María
Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
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