Mi monotema
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Nuestra
perrita, Jubi, es un animalito muy especial e interesado. Es verdad que corre
por la huerta dando unos brincos que parece un cervatillo. Y que también es
cariñosa y hace sus fiestas con cada monja que ve, y con los obreros que pasan
al convento y demás gente. Además es obediente, y si se le dice: “¡No!”,
entiende muy bien que eso, ¡no!...
Pero
tiene en su pequeña cabeza una sola idea fija: “la comida”. Por algo que pueda
llevarse a la boca, es capaz de hacer todo lo que se le ordene. Comer lo que
sea es su “monotema”. Así, Sión la ha amaestrado y, por un trozo de salchicha,
la apunta con el dedo, le dice: “¡Pum!”, y Jubi se tira al suelo cuan larga es
y no se mueve. Y, si tiene la cabeza levantada, le vuelve a repetir la frase y
deja caer su cabeza como muerta, ¡es sorprendente...! También levanta las patas
delanteras para pedir comida, o saluda con su patita o choca los cinco...
Este
animalito irracional tiene un instinto que siempre le lleva a hacer lo mismo, y
no se desvía o distrae de su objetivo: comer.
Viéndola,
pensé en Jesús. Él sabía lo que quería y por qué se había hecho uno de
nosotros. Cristo decía con insistencia: “Mi alimento es hacer la voluntad del
Padre”. Su “monotema” era el Padre y hacer siempre lo que a Él le agradaba. En
esto era “obsesivo”. En cada uno de sus actos vemos su amor y fidelidad a Dios,
su Padre.
Así
también pensaba: ¿Y yo, y nosotros, y la mayoría de los hombres? ¿Tenemos en
nuestra cabeza y corazón algo que sea el eje de todo nuestro pensar y obrar?
¿Cuál es mi alimento, mi majar preferido?
El
Señor nos muestra el camino que llenará de felicidad nuestra alma: “Amarás al
Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y
al prójimo como a ti mismo”.
Pero,
¿cómo hacerlo? ¿Cómo conseguiremos un amor tan grande? “Amaos como yo os he
amado”, nos dice Jesús. ¡Esa es la clave! Podemos amar... porque primero somos
infinitamente amados.
¡Qué
bueno si nuestro verdadero hambre y deseo fuera el Cuerpo de Cristo! Este
manjar es “exquisito”, porque contiene todos los sabores, a gusto de todos…
¿Quieres paz?: está en su Cuerpo. ¿Quieres amor y gozo?: Todo lo tiene Él…
Hoy
el reto del amor es acercarse a Jesús para amar como Él. Ya estamos finalizando
la Cuaresma. Tal vez hayas hecho muchas cosas por el Señor, tal vez no
tantas... Hoy, busca hacer sólo una: agradar al Padre en todo. ¡Te aseguro que
sentirás la misma felicidad profunda que Jesús! Y, para ello, sólo hay un
camino: acercarse más a Cristo, llenarse de Él... ¡que en tu corazón Jesús sea
tu monotema!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma