Contra viento y marea
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
me tocó a mí también bajar al dentista. Aquí en Lerma hacía un día muy
especial: el viento y la lluvia eran los que dominaban el ambiente.
De
repente, en una calle, nos vino el viento de cara, con muchísima fuerza y con
agua a tope. Nosotras pusimos el paraguas de escudo... y te puedes imaginar lo
que duró. El viento lo volvió totalmente, dobló las varillas, y hasta alguna se
soltó y se cayó al suelo. Ya no sabíamos ni qué hacer, continuamente el
paraguas se ponía al revés, el viento no paraba... Al final nos dio la risa y
nos empapamos por completo. Después de un rato conseguimos volver a poner el
paraguas en su posición original, pero ya ni cerraba de lo deforme que había
quedado.
Después,
en el convento, con calma, le decía al Señor: ¿Cómo gestiono el viento en mi
vida cuando me viene de cara, cuando un acontecimiento me vuelve las cosas,
cuando algo inesperado me rompe los esquemas?
La
verdad es que lucho contra ello e intento enderezarlo, o espero a que pase la
tormenta... Pero la clave está en saber gestionar la frustración de lo
imprevisto, del cambio de rumbo.
Puedes
reaccionar ante esta frustración enfadándote y pagándolo con el que tienes
junto a ti, aunque no tenga la culpa de nada (como nadie tenía la culpa del
viento). Sin embargo, también puedes responder desde el amor, desde Cristo.
¿Cómo? Aceptando la frustración del cambio, pero viendo también una oportunidad
para empezar algo nuevo.
Con
Cristo siempre todo empieza de nuevo, para Él siempre hay un camino. Él quiere
que seas feliz, te ama con locura. Para descubrirlo solo tienes que mirarle en
la cruz: ha sido por ti y por mí, porque nos ama hasta el extremo, y quiere que
dejemos en Él todo lo que no entendemos, quiere que pongamos todo lo que nos
cuesta en su cruz, para así Él poderlo resucitar.
Hoy
el reto del amor es aceptar el cambio de planes que tendrás en el día y vivirlo
como una oportunidad para empezar algo nuevo. Que la oración y el amor hagan
nuevo tu día.
VIVE
DE CRISTO
Pd:
¿Sabes una cosa? Cuando se me rompió el paraguas sabía que ya no nos cubriría
en lo que quedaba de camino para volver al convento, así que le pedí a Cristo
que no lloviese... ¡y así fue! No te quedes en lo que se ha roto; fíjate en que
ya no llueve.
Fuente:
Dominicas de Lerma