La
poeta se dirigía a Dios, manifestaba abiertamente su fe y su esperanza en
Jesucristo, y se mostraba sensible a los problemas de la Humanidad, sobre todo
de los pobres y los que sufren
Arturo Espinosa (CC BY 2.0) |
“Dios no es una paloma. / Dios no es un señor
con barba. / Dios es una energía / es una benéfica corriente eléctrica. / Dios
es un amor inmensurable… // Y me interrumpió / el frío intelectual de moda. //
-Gloria, Dios es un supuesto. / -Mira, no sé si será un supuesto, / lo que sí
sé es que está en su puesto”.
Toda
una generación de niños aprendimos la rima y los versos en la voz gruesa y rota
de Gloria Fuertes. Era una señora de grandes dimensiones, una
mujerona, que aparecía en un programa infantil de la Televisión
Española (cuando solo había dos canales) de los años 60 y 70, y tenía
embobados a los pequeños con sus palabras.
Siempre
sorprendía nuestra merienda con alguna historia imposible: “la pata le dijo a
la rata ‘no me des la lata’…”. Y nosotros tratábamos luego de emularla
encadenando más sílabas. Para muchos, fue el primer contacto con la
poesía.
Aquella
señora que envolvía los poemas con un manto de niñez y de ingenuidad,
transmitía en realidad ideas sobre los grandes temas de la vida: el amor, el
dolor, la fraternidad humana… Era muy sensible a los problemas del
“otro”. Y también era consciente de que no todos la tomaban en serio: “Yo
soy así como me estáis viendo … / con nariz pinochil, / flequillo y entrecejo/
acusado … / Vestida de soltera,/ mi moda es no ir a la moda,/ mi guerra es no
ir a la guerra./ Soy más pacifista que artista/ más humanista que feminista,/
más alta que baja … // Soy tímida y no lo parece,/ soy poeta y sí lo parece,/
soy gorda y sí lo parece … /soy una niña y no lo parece. // Soy así…/ Como me
estáis leyendo”.
20
años de su fallecimiento
Ahora
que andamos entre el centenario de su nacimiento, en 2017, y el XX
aniversario de su muerte, que se celebrará en noviembre de este 2018, vale
la pena leer el número especial que le dedicó recientemente la revista
literaria “El cobaya”. En él, Jacqueline Alencar,
evangélica, propone una lectura de la poesía de Gloria Fuertes en
relación con Dios, un tema poco estudiado y sin embargo presente en la
autora.
Alencar
rescata versos como el siguiente poema, en el que Fuertes trata de la definición
de Dios de una forma sencilla pero a la vez aludiendo a la necesidad
de estar por encima de las divisiones políticas cuando
hablamos de religión (nos encontramos en una España que en aquellos años tiende
a encasillar la religión en una sola opción política:
“Dios
es humor / y sobre todo Dios (y nunca mejor dicho) / es Amor. // Dios nos
llena la despensa / Dios nos sonríe sin esperar recompensa. / Quiere que
hagamos el bien. // Si en vez de un tiro en la sien / damos un beso en la sien
/ Dios nos guiña un ojo, / lo mismo a un azul que a un rojo. // Dios ama todos
los colores: / Blanco, negro, amarillo… / porque Dios fue monaguillo”.
Lo
mismo que en otra ocasión: “Mi partido es la paz / Mi partido es
la Paz. / Yo soy su líder. /No pido votos, /pido botas para los descalzos
/-que todavía hay muchos-“.
“Los
poetas son absolutamente imperfectos”
La
sencillez en Gloria Fuertes era humildad. Léase cómo se considera a
sí misma:
“El
poeta es un místico imperfecto porque lo que le caracteriza es la locuacidad.
Un buen místico está encantado con el silencio, no tiene motivos para escribir.
Los poetas son absolutamente imperfectos, necesitan publicar su obra”.
Y
en su obra aparecen momentos de diálogo con Dios:
“Poderoso
quien seas: / Por tu Hijo Jesús Hermano nuestro / hágase lo que Tú quieras. //
¡Ojalá lo que Tú quieras / sea lo que yo quiero! / Amén”.
Habla
de aspectos sociales y de la naturaleza, con una preocupación ecológica que
trata de poner en su justa medida al hombre entre las
criaturas: “La tierra no es un regalo de nuestros padres,/ es un
préstamo de nuestros hijos./ Curar la tierra sí -está enferma-/ pero antes,
curar la pobreza/ curar al hombre.// Ecología sí/ pero antes el niño que el
árbol,/ el niño antes que el río,/ el hombre antes que el mar./ Cometemos falta,/
si muere un árbol sin agua./ Cometemos crimen,/ si muere un niño sin pan …
“.
El
artículo de Alencar ofrece un camino para descubrir más pistas sobre la autora
y su trato con Dios. La mayoría de los versos seleccionados en él pertenecen al
libro “Oración” de 1996, pero sin duda es una cuestión que Gloria
Fuertes abordaba desde lo más íntimo; de ahí que haya rastros de esta mirada
trascendental a lo largo de toda su producción.
Dolors
Massot
Fuente:
Aleteia