Ofrécele a Dios tu esfuerzo
Dominio público |
No
solo trata de cumplir ritos externos y anticuados, trata de conducir nuestro
corazón y nuestra vida hacia el Señor. Implica mucho más que
un arrepentimiento o una clara conciencia del mal hecho.
La
conversión es emprender un nuevo camino bajo la misericordia de Dios,
y sin dejar de ser uno mismo.
Acá
les dejamos algunos consejos muy sencillos y cotidianos para ofrecerle a
Dios en esta Cuaresma, y pedirle que nos dé un corazón semejante al suyo.
1. Busca la paz en las
discusiones de familia: Aprender que no siempre el que más hiere al otro más
razón tiene. Debo acostumbrare a la armonía, a ver al otro tan imperfecto como
yo. Buscar la paz en cada discusión es más importante que tener siempre la
razón.
2. No revises tu móvil
mientras comes o conversas con alguien: ¿Recuerdas cómo es mirar a una persona a
los ojos? Encontrarte con alguien no significa estar en el mismo espacio físico
que ella, implica interesarte en su vida, buscar conocerla, entrar en contacto
con su realidad y comprometerte con ella.
3. No seas grosero… con
nadie: Llegó
tarde la comida, no hizo las cosas como yo quería, el señor del banco no me
trató bien, esta mujer no sabe manejar y el tráfico es un completo desastre… No
es lo peor del mundo, recupera la paz y recuerda ¿qué haría Jesús en mi lugar?
4. Cada vez que te sientas
enojado con alguien, reza un Padre Nuestro por él: Si te es fácil
enojarte, también es muy fácil rezar un Ave María o un Padrenuestro. ¿Quién no
se los sabe? Reza uno, solo uno y vas a ver como recuperas un poco de paz y
ayudas a esa persona que necesita de tus oraciones.
5. Cada día acepta un
defecto que tienes y agradece a Dios por él: Tus defectos también son parte de
ti mismo, te han hecho reencontrarte con Dios e incluso ayudado a comprender a
otros y apoyarlos. Perdónate y acepta quien eres, Dios lo hizo ya. Comprender
que no eres perfecto es el primer paso para ser mejor. Ser santo significa
buscar la perfección, pero en el amor.
6. Di sí cada vez que te
pidan compartir algo: Si
se te hace difícil prestar o compartir algo porque sientes que tus cosas son
muy preciadas como para que alguien más las utilice o las disfrute, esta es una
gran oportunidad para empezar a desapegarte de lo material y ganar en
generosidad.
7. Escribe en una lista
algo por lo que estés agradecido: ¿Si te levantaras mañana sólo con lo que
agradeciste hoy? Pon atención: no te falta nada.
8. Llega temprano a tus
citas o clases: En
algunas guías “para una buena confesión” resaltan que “robar” también puede ser
tiempo. Quizá te has acostumbrado a ser impuntual, quizá crees que tu vida no
es tan importante como para sacarle el mayor provecho a cada día o simplemente
te da pereza y, como sabes que el otro te va a esperar no te esfuerzas.
Inténtalo esta cuaresma y verás cuantas virtudes aparte de la puntualidad vas a
ganar.
9. Compra solo lo
necesario: Son
solo 40 días, te prometo que todo va a estar bien. Y si puedes, te recomiendo
hacerlo una práctica constante en tu vida ¡Te va a hacer mucho bien!
1 Visita a tus familiares
enfermos o solos: Puede
que ya no les hables tanto o puede que no sean tus mejores compañeros, pero
ellos siempre van a necesitar un poco de ti. Pide a Dios que te ayude a tener
el tiempo y la paciencia y recuerda que la limosna no solo es material, Dios te
invita a donar tu tiempo y amor.
Fuente: Fragmento
de un artículo publicado originalmente por Catholic Link