Fotocopias destrozadas
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
La
Liturgia en nuestro monasterio es cantada, y siempre se comienza con un libro
que tiene los himnos. Como algunos no salen, lo completamos con fotocopias que
metemos en el mismo libro. Hasta ahí todo bien...
Pero
resulta que a mi libro se le destrozaron “un poco” las puntas y, como no son
libros de texto, que se renueven cada año, sino que son casi perpetuos y con
posibilidad de ser heredados, me lo arreglaron guillotinando esa parte para que
pareciese nuevo. Pero, claro, se quedó más pequeño que el tamaño de las
fotocopias: se me salían por todos los bordes, se iban rasgando por un lado,
por otro...
Cada
vez que tocaba un himno de los de las fotocopias, como me daba vergüenza, hacía
que me lo sabía moviendo la boca junto al resto de voces, o fingía que se me
había olvidado coger el libro. Todo con tal de no sacar la fotocopia agujereada
y destartalada.
Ayer
se me acercó una hermana que debía de llevar tiempo observándome. Me pidió el
libro para meterme fotocopias nuevas. Corrí a mi sitio para sacar las
destartaladas, muerta de vergüenza, pero ya tenía su cabeza sobre mi hombro y
no pude hacer nada, pues me dijo:
-Así,
déjalo así, que a mí no me importa.
Se
lo di y me quedé impresionada. Nos pasamos la vida ocultando nuestras hojas
arrugadas ante los hermanos: intentamos que se nos vea siempre bien, con
porte... y resulta que estamos evitando que nos vean todos los desperfectos.
Sentimos
que mostrar nuestra pobreza nos deja vulnerables y, sin embargo, es donde nos
encontramos con los hermanos, ¡pues todos la tenemos! Cuando vivimos de la
perfección, es como si continuamente nos pusiésemos un yugo innecesario, y no
dejamos al hermano que sea hermano.
Es
verdad que Jesús nos pide ser perfectos, pero... no nos quedemos sólo en esta
palabra, pues puede ser mal entendida. Ser perfectos... ¡en el amor! Ésa es la
única perfección que nos pide. De lo contrario, no Le necesitaríamos a Él.
Hoy
el reto del amor es que te relajes. Muestra tu debilidad a esa persona, eso que
lleva tiempo mordiéndote, pídele perdón por ese momento en que no le viste,
pídele ayuda en esa necesidad, llora si necesitas... lo que sea, pero vive sin
máscaras. No tengas miedo a que vean tus papeles destartalados.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma