El Santo Padre los alentó
a seguir el modelo inspirador de San Gaspar Bertoni, fundador de la
Congregación, evangelizando con alegría y mansedumbre
La
mañana del sábado 10 de febrero el Papa Francisco recibió en audiencia en
la Sala del Consitorio del Vaticano, a la Congregación de los Sagrados
Estigmas de Nuestro Señor Jesucristo conocidos también como los
estigmatinos; con ocasión de la celebración de su Capítulo General electivo.
Tras
escuchar las palabras del Superior General que expresaron la gran emoción por
parte de todos los presentes, el Papa les entregó su discurso en el que les
agradece por su loable empeño en el anuncio del Evangelio, especialmente con
los jóvenes y los exhorta a reavivar, tanto en cada uno de ellos como en la
propia comunidad, el fuego de la Palabra de Dios, un fuego que debe
“encender”, también el corazón de cuantos se encuentran en las periferias de
los contextos urbanos y eclesiales.
Asimismo,
el Pontífice les recuerda que siguiendo el ejemplo del divino Maestro, están
llamados a “llevar el fuego al mundo”, pero no cualquier fuego sino aquel
que es bueno y puro en su misma esencia, “aquel que proviene de Dios, que
es fuego de amor, que conquista el corazón de las personas, no con la violencia
sino respetando la libertad y los tiempos de cada uno”.
Discurso entregado del
Papa a los estigmatinos
Evangelizar con alegría y
mansedumbre
Haciendo
alusión al infatigable espíritu evangelizador del fundador de los
estigmatinos, el sacerdote italiano San Gaspar Bertoni, quien quiso que fueran
"Misioneros Apostólicos para Ayudar a los Obispos"; Francisco hace
hincapié en que ese es precisamente el estilo de evangelización que están
llamados a seguir como congregación, ya que es el mismo que practicaba Jesús,
que se acercaba a todos y conquistaba a las personas con bondad y misericordia.
“Así
ustedes, siendo discípulos misioneros pueden llevar a las personas a la
conversión, a la comunión con Cristo, por medio de la alegría de sus vidas y
con mansedumbre”, dice el Sucesor de Pedro.
Por
otra parte, en su escrito el Papa pone en guardia sobre las dificultades
que conlleva la labor de evangelización, ya que no siempre “quien anuncia el
Evangelio es bien recibido o aplaudido, sino que a veces es rechazado,
obstaculizado, perseguido e incluso encarcelado o asesinado”, por lo que el
Papa subraya que para evangelizar hace falta perseverancia y paciencia; no
tener miedo al testimoniar a Jesús y a su Palabra de Verdad.
Que no se apague el fuego
de Jesús
Y
en relación a las múltiples dificultades y pruebas que entreveran el camino
cristiano, el Obispo de Roma señala que el fuego bueno, es decir "el fuego
de Jesús que viene de la caridad que purifica los corazones", es el
elemento más fuerte que ayuda a fortalecer nuestra fe, al igual “que el fuego
que separa el oro de los otros metales, y que por tanto nos ayuda a distinguir
aquello que vale eternamente de aquello que tiene poco valor"; y añade:
“es el fuego de las pruebas y de las dificultades el que nos endurece, nos hace
fuertes y sabios”.
Un
fuego que al mismo tiempo, no puede apagarse en ninguna comunidad fraterna
de misioneros: “Si en una comunidad falta el fuego bueno de la caridad
fraterna, hay frío, oscuridad y soledad. Mientras que si está este fuego bueno,
hay calor, luz y la fuerza para caminar hacia adelante”, escribe Francisco.
Mantener siempre viva la
comunión con el Señor
Por
último, el Papa anima a los estigmatinos a llevar ese fuego de amor que viene
de Dios a las comunidades cristianas, especialmente en aquellas donde la fe de
tantas personas necesita ser reencendida y encontrar el valor para ser
contagiosa; y se despide exhortándolos a ser misioneros alegres y mansos,
bien preparados para salir al encuentro de cada persona, y llevar a Cristo
sobre todo a los jóvenes.
Y
para lograrlo con éxito, el Sucesor de Pedro les aconseja que mantengan siempre
viva la comunión con el Señor, que contemplen su rostro en la oración y que
caminen guiados del modelo de su fundador San Gaspar junto con el de la Virgen
María, pidiendo a Dios que encienda siempre su misión con el fuego bueno del
Espírtiu Santo”.
Sofía
Lobos -Ciudad del Vaticano
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