Primeros auxilios
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Llevábamos
un tiempo corriendo y haciendo el loco por la huerta. Jubi, nuestra perrita,
iba saltando loca de alegría. Pero, de pronto, me di cuenta de que no apoyaba
una de las patas delanteras.
En
medio del camino hice que se sentara y le eché un vistazo rápido. No parecía
tener nada. Ella, impaciente, se lanzó a correr de nuevo, pero, eso sí, sin
apoyar la pata.
Visto
lo visto, la hice entrar en la sala. Me senté en una silla, la cogí en brazos y
la tumbé patas arriba sobre mis piernas. Generalmente, Jubi se pone
nerviosísima cuando está “panza arriba” y se revuelve como un gato... pero,
esta vez, se dejó hacer sin oponer resistencia, mansa como un corderito.
Revisé
detenidamente la pata. Ahí, entre las almohadillas... ¡tenía clavado un pincho
enorme!
Cuando
se lo quité, Jubi se lanzó (cosa que no ha hecho nunca), ¡a lamerme las manos
de agradecimiento! Y, tan contenta, siguió jugando.
Me
impresionó un montón ver la confianza de nuestra beagle. Era como si supiese
que todo era por su bien, que no tenía que preocuparse.
“¡Ay,
Señor!”, decía después en la oración, “¡yo también quiero estar así en Tus
manos!”
Lo
que hizo que Jubi permaneciese tranquila era la seguridad que tenía de que la
iba a cuidar. Pero, ¿y nosotros? ¡Estamos en las manos del Señor! Él ha dado su
vida por ti, eres precioso a sus ojos... ¡tenemos muchísimos más motivos para
tener seguridad!
Sin
embargo, ¡cuánto cuesta a veces ese salto de confianza! Sobre todo cuando el
Señor te pone “panza arriba”, cuando te sientes débil, indefenso...
Precisamente entonces es cuando más susurra en nuestro corazón: “Todo es para
bien de los que aman a Dios”. (Rm 8, 28)
Pon
tu confianza en el Señor... ¡y tendrás mil motivos para besarle las manos de
agradecimiento!
Hoy
el reto del amor es confiar. Cuando sientas que la inquietud empieza a invadir
tu corazón, para y renueva tu confianza en el Señor. Deja que Él lleve el
control, ¡y descubre Su presencia a tu lado! Y hoy da las gracias a quien haga
algo por ti, por pequeño que sea. ¡La acción de gracias ensanchará tu corazón!
¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma