El Papa Bergoglio recordó
a los obispos que todos están invitados a pensar cuál es la mejor manera de
hacer que sus jóvenes compartan la alegría, la verdad y la belleza de nuestra
fe
“Queridos
hermanos obispos, agradezco al Señor estos momentos de conversación y de
intercambio fraterno. También me siento contento de que este Viaje Apostólico,
que me ha traído a Bangladés, me haya permitido ser testigo de la vitalidad y
el fervor misionero de la Iglesia en esta nación”. Lo dijo el Santo
Padre durante su encuentro con los Obispos de este país, celebrado a
primeras horas de la tarde del 1º de diciembre, en el arzobispado de Daca. Tras
el saludo de su Arzobispo Metropolitano, el Cardenal Patrick
D’Rozario, Presidente de la Conferencia Episcopal Bangladesí, Francisco comenzó
diciendo:
¡Qué bueno es para nosotros estar juntos!
¡Qué
bueno es para nosotros estar juntos! Agradezco al cardenal Patrick sus palabras
introductorias, con las que ha presentado las múltiples actividades
espirituales y pastorales de la Iglesia en Bangladés. He apreciado
particularmente su referencia al previsor Plan Pastoral de 1985, que pone
de manifiesto los principios y las prioridades evangélicas que
han guiado la vida y la misión de la comunidad eclesial en esta joven nación.
Mi propia experiencia en Aparecida, que lanzó la misión continental
en América Latina, me ha convencido de la fecundidad de tales
planes, que implican a todo el Pueblo de Dios en un proceso continuo de
discernimiento y de acción.
Espíritu de afecto y colegialidad
Tras
recordarles que la realidad de la comunión sigue inspirando el
celo misionero que distingue a la Iglesia en este país, el Papa les
dijo que su mismo ministerio episcopal ha estado tradicionalmente marcado por
un espíritu de colegialidad y apoyo mutuo. Espíritu de afecto y colegialidad
que comparten también sus sacerdotes y, a través de ellos, se ha extendido a
las parroquias, las comunidades y los múltiples apostolados de sus Iglesias
locales. Todo esto – añadió el Pontífice – se manifiesta en
la seriedad con la que se preocupan por el bien concreto de su
gente. Por esta razón les pidió que perseveren en este ministerio de
presencia, que es fundamental para fortalecer los vínculos de comunión que
los unen a sus sacerdotes, que son sus hermanos, hijos y colaboradores en la
viña del Señor, y a los religiosos y religiosas que contribuyen decisivamente a
la vida católica en este país.
Reconozcan y valoren los carismas de los laicos y
laicas
Al
mismo tiempo, el Obispo de Roma les hizo otra petición: Yo les
pediría que muestren una cercanía pastoral cada vez mayor hacia los fieles
laicos. Es necesario promover su participación efectiva en la vida de sus
Iglesias particulares, a través de las estructuras canónicas que permiten
escuchar sus voces y apreciar sus experiencias. Reconozcan y valoren los
carismas de los laicos y laicas, y anímenlos a poner sus dones al servicio de
la Iglesia y de la sociedad en su conjunto.
Tras
dirigir su pensamiento a los numerosos y entregados catequistas de
este país, cuyo apostolado es esencial para el crecimiento de
la fe y para la formación cristiana de las nuevas generaciones; Francisco les
sugirió que estén atentos a las necesidades espirituales de estos verdaderos
misioneros y guías de oración, especialmente de los que se encuentran en
las zonas más remotas.
Bangladés ha sido bendecido con vocaciones al
sacerdocio y a la vida religiosa
Aludiendo
a los meses de preparación para la próxima Asamblea del Sínodo de los
Obispos, el Papa Bergoglio les recordó que todos están
invitados a pensar cuál es la mejor manera de hacer que sus jóvenes compartan
la alegría, la verdad y la belleza de nuestra fe. Y añadió que si bien
Bangladés ha sido bendecido con vocaciones al sacerdocio y a la vida
religiosa; es importante asegurar que los candidatos estén bien
formados para comunicar a los demás, y en especial a sus propios coetáneos, la
riqueza de la fe.
El Santo
Padre también se refirió a la valiosa acción social de la Iglesia en
esta nación, orientada a la asistencia de las familias y, de manera específica,
al compromiso por la promoción de la mujer, sin olvidar su sentido de la
hospitalidad, el respeto que muestran hacia los padres y abuelos, y la atención
que le dan a los ancianos, enfermos y desamparados. Estos valores – les dijo
el Papa – son confirmados y elevados por el Evangelio de
Jesucristo. Una palabra especial de gratitud merecen todos los que trabajan
silenciosamente para apoyar a las familias cristianas en su misión de dar cada
día testimonio del amor reconciliador del Señor y de dar a conocer su poder
redentor. Como señala la Exhortación Post-sinodal Ecclesia in Asia,
la familia “no es simplemente objeto del cuidado pastoral de la Iglesia, sino
también uno de los agentes más eficaces de evangelización” (n. 46).
El Pontífice no
olvidó referirse a la opción por los pobres que forma parte
del objetivo de su Plan Pastoral y que se ha demostrado profético, razón por la
cual la comunidad católica puede sentirse orgullosa de su historia de servicio
a los pobres, especialmente en las zonas más remotas y en las comunidades
tribales.
Trabajar para crear una ‘cultura de la
misericordia’
Y a
la luz de la actual crisis en el ámbito de los refugiados, además de decirles
que queda aún mucho por hacer, el Papa agregó: La inspiración
para sus obras de asistencia a los necesitados debe ser siempre esa caridad
pastoral que sabe reconocer enseguida las heridas humanas y que responde con
generosidad a cada uno personalmente. Al trabajar para crear una ‘cultura de la
misericordia’ (cf. Misericordia et Misera, 20), sus Iglesias
locales demuestran su opción por los pobres, refuerzan la proclamación de la
infinita misericordia del Padre y contribuyen en gran medida al desarrollo
integral de su patria.
Trabajar tenazmente en construir puentes y fomentar
el diálogo
En
cuanto a la diversidad étnica en la que viven y que se refleja en una variedad
de tradiciones religiosas con todos sus aspectos interreligiosos y
ecuménicos, Francisco les recordó el compromiso de la Iglesia
de llevar adelante la comprensión interreligiosa a través de seminarios y
programas educativos, así como por medio de contactos personales e invitaciones
a fin de contribuir a la difusión de la buena voluntad y la armonía. Por eso
deben trabajar tenazmente en construir puentes y en fomentar el diálogo, ya que
estos esfuerzos no sólo facilitan la comunicación entre los diferentes grupos
religiosos, sino que también despiertan las energías espirituales necesarias
para la construcción de una nación unida, justa y en paz.
Y
añadió que cuando los líderes religiosos se pronuncian con una sola voz contra
la violencia, que pretende hacerse pasar por religión, y tratan de reemplazar
la cultura del conflicto con la cultura del encuentro, acuden a las raíces
espirituales más profundas de sus diversas tradiciones. También brindan un
servicio inestimable al futuro de sus países y de nuestro mundo al educar a los
jóvenes en el camino de la justicia: “Es necesario acompañar y ayudar a madurar
a las nuevas generaciones para que, ante la lógica incendiaria del mal,
respondan con el paciente crecimiento del bien” (Discurso en la Conferencia
Internacional por la Paz, Al-Azhar, El Cairo, 28 abril 2017).
Por
último, el Papa Francisco se despidió de sus queridos hermanos
obispos con su deseo de que los sacerdotes, religiosos, consagrados,
consagradas y fieles confiados a su cuidado pastoral, encuentren siempre una
renovada energía en sus esfuerzos por ser evangelizadores que anuncien la Buena
Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha
transfigurado en la presencia de Dios. Tras impartirles con gran afecto su
Bendición Apostólica, el Santo Padre les pidió que por favor,
no se olviden de rezar por él.
De María Fernanda
Bernasconi, SpC
Radio Vaticano