Ni Dios, ni la Patria ni la Familia son bienes que se eligen. Pertenecemos a ellos y debemos servirles con fidelidad hasta la muerte (J.B.Genta)
Si
bien el concepto de amor a la Patria es algo que en la mayoría de los países es
compartido por la casi totalidad de los ciudadanos, es un tema que en España
sigue suscitando dudas, complejos, e incluso miedos infundados entre muchos
católicos. Desde el punto de vista de la doctrina de la Iglesia, el amor y el
servicio a nuestro país, no es solo un deber, sino una obligación. Así por
ejemplo el Papa Pio XI nos dice:
“El
buen católico, precisamente en virtud de la doctrina católica, es por lo mismo
el mejor ciudadano, amante de su patria” Papa Pio XI (Encíclica Divini illius
magistri)
El
Papa León XIII, fue incluso más allá a la hora de definir el compromiso que un
católico debe tener hacia su patria, y nos recuerda que este compromiso implica
incluso dar la vida por la misma.
“Por
ley natural estamos obligados a amar especialmente y defender la sociedad en
que nacimos, de tal manera que todo buen ciudadano esté pronto a arrostrar aun
la misma muerte por su patria” Papa León XIII (Encíclica Sapientiae Christianae).
¿Se opone el patriotismo
con la concepción universal del catolicismo?
Muchos
católicos, por un sentido mal entendido de la fraternidad universal, han
adoptado una postura de indiferencia hacia la patria, o incluso de rechazo de
la misma. No son pocos los católicos que se han adherido a posturas ideológicas
internacionalistas –muchos incluso desde la buena fe- o apátridas, incurriendo
en una falta de caridad hacia la sociedad que les ha visto nacer, y que les ha
dotado de derechos. Sin duda, la obligación que tenemos los católicos del amor
universal a todos los seres humanos por ser semejanza de Dios, y estar dotados
de igual dignidad, no se contrapone con la obligación que tenemos de amar a los
que nos están más cercanos y con los que estamos unidos con mayores vínculos.
Así, el Papa Pio XII nos recuerda que también la caridad requiere un orden en
su práctica:
“No
hay que temer que la conciencia de la fraternidad universal, fomentada por la
doctrina cristiana, y el sentimiento que ella inspira, se opongan al amor, a la
tradición y a las glorias de la propia patria, e impidan promover la
prosperidad y los intereses legítimos; pues la misma doctrina enseña que en el
ejercicio de la caridad existe un orden establecido por Dios, según el cual se
debe amar más intensamente y ayudar preferentemente a los que nos están unidos
con especiales vínculos. Aun el Divino Maestro dio ejemplo de esta preferencia
a su tierra y a su patria, llorando sobre las inminentes ruinas de la Ciudad
santa” Papa Pío XII. (Summi Pontificatus).
El
Papa San Pio X, también nos explica la comunión que existe entre el amor a la
Iglesia y a la patria, y nos explica que esta no solo es digna de amor y
servicio, sino que también lo es de predilección, por lo que preferentemente
debemos rezar y trabajar por sus intereses respecto a otros intereses también
legítimos, pero más alejados en el orden de la caridad.
“Si
el catolicismo fuera un enemigo de la Patria, no sería una religión divina. La
Patria es un nombre que trae a nuestra memoria los recuerdos más queridos, y
bien sea porque llevamos la misma sangre que aquellos nacidos en nuestro propio
suelo, o bien debido a la aún más noble semejanza de afectos y tradiciones,
nuestra Patria es no sólo digna de amor, sino de predilección. Sentimos, pues,
veneración por la Patria, que en suave unión con la Iglesia contribuye al
verdadero bienestar de la Humanidad. Y ésta es la razón porqué los auténticos
caudillos, campeones y salvadores de un país han surgido siempre de entre las
filas de los mejores católicos” Discurso pronunciado por Su Santidad Pio X
el 20 de Abril de 1909.
También
el Papa León XIII, nos explica más profundamente la comunión que existe entre
el amor a Iglesia y a la patria, y que tiene en Dios a su denominador común.
“El
amor sobrenatural de la Iglesia y el que naturalmente se debe a la patria, son
dos amores que proceden de un mismo principio eterno, puesto que de entrambos
es causa y autor el mismo Dios; de donde se sigue que no puede haber oposición
entre los dos”. Papa León XIII (Encíclica Sapientiae Christianae).
Por:
Antonio Moreno Robles (Coordinador del Rosario por España).