A causa de un monje
trapense, las computadoras de Apple tienen la apariencia que los hizo famosos
“Sacerdote
y calígrafo”: era lo que decía la tarjeta de visita de Robert Palladino, en un
impecable estilo itálico renacentista. Fallecido en febrero de 2017, a los 83
años, Palladino era un renombrado maestro calígrafo. Durante años, los
bebés bautizados por él recibían certificados elaborados a mano. En el estado
americano de Oregón, donde vivía, las licencias médicas expedidas por el
gobierno llevaron su caligrafía durante generaciones.
Como
monje trapense, Palladino aprendió su arte en el silencio, refinándolo a
través de años de estudio. Tras dejar la orden, pasó a dar clases. Era una
autoridad en historia, estructura y estética de la escritura de la
antigüedad hasta el presente, dio clases de caligrafía en el Reed College,
en Portland, de 1969 hasta su retiro, en 1984. Fue allí donde su vida se cruzó
con la de un joven que enseguida dejaría la facultad, llamado Steve Jobs.
Un
personaje basado en el padre Palladino, interpretado por el joven actor William
Mapother, aparece en Jobs, la película de 2013 protagonizada por Ashton
Kutcher. A los periodistas que preguntaron a Palladino si vería la película, él
respondió, como era característico, que veía pocas películas.
Jobs
estudió allí en 1972, antes de abandonar la facultad por razones económicas,
pero circuló por el campus aún durante más de un año. Durante ese periodo,
participó como oyente en las clases de Palladino. Después de fundar Apple,
en 1976, Jobs reconoció varias veces que las fuentes elegantes usadas en sus
productos – y su gran interés por el diseño de las computadoras como objetos
físicos – se debe a lo que aprendió en esas clases.
“Aprendí
sobre tipos de letra con y sin serif, sobre la variación del espacio entre
diferentes combinaciones de letras, sobre lo que hace que una tipografía ser
óptima”, dijo Jobs en 2005, en un discurso en Stanford. “Era bello, histórico,
artísticamente sutil de una manera que la ciencia no consigue capturar, y que
yo creo fascinante”.
“Diez
años después, cuando estábamos pensando en el diseño de la primera computadora
Macintosh, todo eso me volvió. E hicimos el diseño a partir de ello”, contó
Jobs. “Fue la primera computadora con una tipografía bella. Si yo no hubiera
participado en esa asignatura en la facultad, el Mac nunca tendría múltiples
tipos o fuentes con espaciado proporcional. Y como Windows se limitó a copiar a
Mac, es probable que ninguna computadora personal sería así”.
Perfil
No
importa si estaba escribiendo en alfabeto fenicio, hebreo, griego o latín – en
su variedad de formas, desde las elegantes letras mayúsculas de monumentos
romanos hasta la curvilínea escritura uncial de los escribas medievales – cada
trazo de la pluma del padre Palladino llevaba en sí deliberación meditativa,
fidelidad histórica y ni un sólo movimiento desperdiciado.
Robert
Joseph Palladino nació en Albuquerque, Nuevo México. En 1950, a los 17
años, entró en un monasterio trapense en la ciudad de Pecos. Fue allí donde
empezó a entrenarse en la caligrafía.
En
1955, después de años de intentar cultivar un suelo muy pobre en Nuevo México,
el monasterio se mudó a Willamette Valley, en Oregon. Allí, Palladino sirvió
como maestro de coro del monasterio, dirigió su oficina de encuadernación y se
convirtió en su principal escriba – además de cuidar del huerto.
“En
un monasterio de silencio, los signos escritos funcionan bien”, dijo a The
Catholic Sentinel, en 2011.
Fue
ordenado sacerdote en 1958. Pero, incomodado con algunas repercusiones del
Concilio Vaticano II en la vida monástica, dejó el monasterio y la vida
sacerdotal en 1968.
Tras
establecerse en Portland, pasó a trabajar al Reed College en 1969. En
el mismo año, viajó a Davenport, en Iowa, para profundizar en el estudio de
caligrafía, talla e historia del arte en el St. Ambrose College, donde
tuvo por profesor al padre Edward Catich, un eminente calígrafo y paleógrafo.
Dispensado
de los deberes sacerdotales por el papa Pablo VI, Palladino se casó con la
clarinetista Catherine Halverson, también en 1969. Tuvieron un hijo,
Eric. Catherine murió en 1987. En 1995, Palladino fue readmitido al
sacerdocio y trabajó en parroquias de Oregon. También dio clases de caligrafía
en la universidad estatal de Portland, en el Pacific Northwest College of
Art y en otros lugares.
Aunque
se ha demostrado la influencia del padre Paladino en Steve Jobs, no puede
decirse lo contrario. Hasta el fin de su vida, Palladino nunca usó una
computadora. “Tengo mi mano”, decía, “y tengo mi pluma. Es todo.”
Con
informaciones de The New York Times.
Via Sempre
Família