¿POR QUÉ LOS SACERDOTES (Y LOS DIÁCONOS) USAN ESTOLA?

Esta pequeña pieza de tela es uno de los ornamentos más importantes que llevan los clérigos ordenados

Una de las vestimentas más significativas que lleva un miembro del clero ordenado es una simple banda de tela llamada estola.

La Oficina vaticana para las Celebraciones Litúrgicas explica que “la estola es un elemento distintivo del atuendo de un ministro ordenado y siempre es usada en la celebración de los sacramentos y sacramentales. Es una tira de tela bordada, según la norma, cuyo color varía de acuerdo al tiempo litúrgico o al día del santoral”.

La palabra “estola” viene del latín stola, que significa “ornamento”. Era una antigua banda de tela romana, parecida a una bufanda, que se usaba para diferenciar a los miembros de la jerarquía imperial, de modo que su uso estaba restringido a individuos de una clase específica.

La palabra stola también se usa en la Vulgata latina en ciertas ocasiones. Por ejemplo, la encontramos en el siguiente pasaje de Lucas 15, 22 relacionado con el ornamento que lleva el Hijo Pródigo: “dixit autem pater ad servos suos cito proferte stolam primam et induite illum et date anulum in manum eius et calciamenta in pedes” (“pero el padre dijo a sus servidores: ‘Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies’”).

A veces se la vincula al “yugo de Cristo”, pero esa designación se asocia ahora a la casulla.

Actualmente, a la estola también se la denomina como la “estola de la inmortalidad”, según indica la siguiente oración:

Redde mihi, Domine, stolam immortalitatis, quam perdidi in praevaricatione primi parentis; et, quamvis indignus accedo ad tuum sacrum mysterium, merear tamen gaudium sempiternum

(Devuélveme, Señor, la estola de la inmortalidad, que perdí con la prevaricación del primer padre, y aun cuando me acerque, sin ser digno, a celebrar tus sagrados misterios, haz que merezca el gozo sempiterno).

Es una vestimenta que identifica a los miembros del clero ordenado y la llevan sacerdotes, diáconos y obispos.

Philip Kosloski


Fuente: Aleteia