Rezar
por todos, también por nuestros enemigos, como nos enseña Jesús para cambiar el
mundo, empezando por las cosas pequeñas de cada día
En
un clima hogareño de alegría y entusiasmo, afrontando también temas sobre el
sufrimiento, el Papa Francisco dialogó con más de seis mil chicos y chicas de
escuela secundaria de Italia, que participan en la experiencia educativa
cristiana denominada “Los Caballeros de San Esteban” que buscan el Grial, que
nació en el Movimiento de Comunión y Liberación. También había grupos que
llegaron de España, Portugal, Francia y Suiza. Así como otros se unieron, en
conexión desde Paraguay y Brasil.
«Cambiar
el mundo con las pequeñas cosas de cada día, con la generosidad, con el compartir,
escuchando a los demás y creando actitudes de hermandad»
Una
vez más, el Papa escuchó algunas preguntas y luego respondió. Como cuando Giulia
le preguntó cómo los chicos, los jóvenes, pueden cambiar el mundo:
«Nunca
responder al mal con el mal. Nunca. ¿Me haces daño? ¿Y qué nos ha enseñado
Jesús sobre ello? Escuchen: recen por todos; recen por sus amigos y por sus
enemigos, por los que los hacen sufrir. Y Jesús dice: ‘Como el Padre nuestro
que está en el Cielo, hace salir el sol sobre los buenos y sobre los malos’.
Sí, rezar por todos. La oración por todos y no para desear el mal contra los
demás. Así se puede cambiar el mundo. No hay varilla mágica, sino que son las
cosas pequeñas de cada día, que tenemos que aprender.
Ante ciertas situaciones
de dolor, no todo se puede explicar en la vida. Sentimos el amor de Dios
gracias a los que nos acompañan en el sufrimiento
Como
Tanio, que en su joven edad ha conocido mucho dolor. Fue abandonado cuando
tenía un mes de nacido, luego falleció la mamá que lo había adoptado, así como
también murieron sus abuelitos adoptivos. Y le preguntó al Papa cómo sentir que
el Señor nos ama, en medio de tanto sufrimiento. Ahora ha conocido el apoyo y
cercanía de los Caballeros.
Mirar al Crucificado. El
amor de Dios ante el sufrimiento
«Sólo
encontrarás alguna explicación, no al por qué sino al para qué, en el amor de
aquellos que te acompañan en tu sufrimiento», dijo el Santo Padre, añadiendo
que algunas peguntas no se pueden responder con palabras, como si fuera un
teorema matemático:
«En
la vida hay preguntas y situaciones que no se pueden explicar. Una de ellas es
la que tú me has preguntado, sobre tu sufrimiento. Pero detrás de ello, siempre
está el amor de Dios. Y ¿cómo lo explicas? No se puede explicar. Yo no
puedo explicarlo. Y si alguien te dice: ‘ven que te lo explico’, duda. Sólo te
harán sentir el amor de Dios aquellos que te sostienen, que te acompañan y te
llevan adelante».
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