Delicado y atento
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
pasado jueves nos tocó día de cocina.
Yo
había estado a otras tareas mientras el resto del Noviciado habían estado en la
cocina, así que, cuando ya casi estábamos terminando de fregar, las invité a
que se fueran yendo a descansar, que yo me encargaba de terminar de recoger.
Realmente
quedaban sólo cuatro cosas, pero yo solita me fui enredando: que si limpiar
esto a fondo, que si (ya que estoy) barro bien y friego... Y, cuando me quise
dar cuenta, comenzaba también yo a notar el cansancio.
Y
me sucedió que, cuando me iba a poner a fregar el suelo, saqué el cubo de la
basura a la puerta de la cocina para ir después a tirarla mientras el suelo se
secaba. Y recuerdo perfectamente decirle al Señor: "¡Puf! Ojalá viniera
una monja y me dijera que se lleva la basura ella..." Pero yo, sin hacerme
caso, seguí a lo mío.
Sin
embargo, no habían pasado ni dos minutos cuando una monja aparece en la puerta:
-Sor,
este cubo... ¿es para tirar la basura?
-Sí
-contesté, alucinando en mi interior.
-Pues
si te parece me lo llevo yo, ¿vale?
Se
lo agradecí mucho a ella, y me quedé feliz, sonriente, impresionada al sentir
cómo Él cuida de mí.
Y
es que Cristo no es ajeno a nosotros. Él sabe todo lo que nos sucede y vive
pendiente de nosotros. Él nos cuida más de lo que nos podamos imaginar, sólo
que, a veces, nuestros ojos no saben descubrirle. Pero Él conoce lo que nos
preocupa, comprende nuestras acciones y cómo está nuestro corazón, y por ello
nos va poniendo circunstancias y a personas con las que nos muestra cómo es su
Amor: delicado y atento.
Hoy
el reto del amor es pedirle al Señor unos ojos nuevos para ver cómo cuida de
ti. Él no desconoce tu circunstancia, sino que quiere llenarla de su Amor, y
colmarte de vida. Por ello pídele que te abra los ojos para poder ver cómo Él
lo hace.
¡Feliz
día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma