“Ustedes sostienen las
actividades pastorales, educativas y de asistencia y salen al encuentro de sus
necesidades urgentes”
El Papa
Francisco recibió en audiencia en la mañana del jueves 22 de junio a los
participantes en la Asamblea de la Reunión de las Obras para la Ayuda de las
Iglesias Orientales (ROACO) llegados a Roma con motivo de su 90 Sesión
Plenaria.
Tras
saludar y expresar palabras de agradecimiento a los presentes en la persona del
Card. Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el
pontífice renovó su gratitud por el trabajo que realiza la ROACO desde 1968 a
las Iglesias, orientales y latinas, de los territorios confiados a la
competencia de la Congregación para las Iglesias Orientales:
“Ustedes
sostienen las actividades pastorales, educativas y de asistencia y salen al encuentro
de sus necesidades urgentes” dijo, y saludó y bendijo además, en la persona del padre
Custodio, a los Frailes Franciscanos que han comenzado a celebrar el
octavo centenario de su presencia en Tierra Santa.
El pontífice recordó que también la Congregación para las Iglesias Orientales está celebrando su centenario, y tuvo palabras de reconocimiento por la labor realizada por dicha congregación en décadas en que las Iglesias orientales han sido “a menudo arrolladas por terribles oleadas de persecuciones y tribulaciones”.
El pontífice recordó que también la Congregación para las Iglesias Orientales está celebrando su centenario, y tuvo palabras de reconocimiento por la labor realizada por dicha congregación en décadas en que las Iglesias orientales han sido “a menudo arrolladas por terribles oleadas de persecuciones y tribulaciones”.
Por
otra parte, manifestó su alegría por la reflexión conjunta de las Iglesias
sobre la importancia de la formación inicial de los seminaristas y aquella
permanente de los sacerdotes: “Somos conscientes de la elección
radical expresada por muchos de ellos y del heroísmo de su testimonio
de entrega al lado de sus comunidades, a menudo sometidas a duras pruebas”,
expresó, a la vez que puso en guardia de las tentaciones que pueden
encontrarse, como la búsqueda de un estatus social o de un modo de ejercer el
papel de guía, siguiendo criterios humanos de consolidación de la propia
posición.
Tras
señalar que el esfuerzo que la Congregación y las agencias deben seguir
cumpliendo es aquel de sostener los proyectos e iniciativas que edifican
con autenticidad el ser Iglesia, el pontífice puntualizó que todo debe ser
realizado alimentando el estilo de la proximidad evangélica:
“Sintámonos
piedras vivas unidas con Cristo, que es la piedra angular. Las Iglesias
orientales custodian tantas veneradas memorias, iglesias, monasterios, lugares
de santos y santas: hay que custodiarlos y conservarlos, también gracias a
vuestra ayuda, favoreciendo así la peregrinación a las raíces de la fe. Pero
cuando no se pueden reparar o mantener las estructuras, hay que seguir siendo
templo vivo del Señor, recordando que la "arcilla" de nuestra vida
creyente ha sido moldeada por las manos del “alfarero”, el Señor, que ha
infundido en ella su Espíritu vivificador. Y no hay que olvidar que en Oriente,
incluso en nuestros días, los cristianos – no importa que sean católicos,
ortodoxos o protestantes - derraman su sangre como sello de su testimonio”.
En
la conclusión el Santo Padre deseó que los fieles orientales, cuando estén
obligados a emigrar, puedan ser acogidos en los lugares adonde llegan, y puedan
seguir viviendo según las propias tradiciones eclesiales, de modo que la labor
de los representantes de los organismos, sea puente entre Oriente y Occidente,
tanto en los países de origen como en aquellos de los que provienen.
Griselda
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