Informe Análisis
y Perspectivas 2017 de la Fundación Foessa
En
los hogares bajo el umbral de la pobreza esa proporción se dispara hasta el
90%. Los sectores sociales más vulnerables perciben que la participación
política y social no es una vía útil para mejorar sus condiciones de vida.
Tres
años después del inicio del nuevo ciclo económico, el 70% de los hogares
no ha percibido que los efectos de la recuperación económica les hayan llegado.
En el caso de los hogares bajo el umbral de la pobreza, sólo un 9% percibe, en
estos momentos, que la recuperación económica ha mejorado sus condiciones de
vida.
Esta
es una de las principales constataciones que la Fundación FOESSA (Fomento
de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada) pone sobre la mesa en el informe Análisis
y Perspectivas 2017. Desprotección social y Estrategias familiares [VER AQUÍ] que se presentó ayer en Madrid en la sede de Cáritas
Española.
El
acto ha contado con las intervenciones de Sebastián Mora, secretario general, y
de Francisco Lorenzo, director del Comité Técnico de FOESSA.
Encuesta a 1.300 hogares
de toda España
Los
datos presentados proceden de una encuesta realizada por la Fundación FOESSA en
el primer trimestre de este año a más de 1.300 hogares repartidos por las 17
Comunidades Autónomas para conocer en profundidad los cambios que la gran
recesión de los años 2007-2013 ha generado en los hogares españoles y en qué
situación se encuentran para afrontar el período de recuperación actual.
La
encuesta señala, por ejemplo, que solo el 27% de los hogares de nuestro país
están experimentando los efectos de la recuperación económica y que la
evolución en las condiciones de vida no está siendo lo positiva que cabría
esperar.
Los
hogares que menos están percibiendo los efectos del nuevo ciclo económico son,
precisamente, aquellos que más sufrieron los efectos de la crisis.
Cómo está la «red de
seguridad» de las familias
A
través de diecisiete indicadores se ha medido la denominada «red de
seguridad» de los hogares, es decir, su capacidad para afrontar situaciones
adversas futuras, y se ha observado la evolución de estas condiciones desde el
momento precrisis hasta nuestros días. Los resultados de la encuesta constatan
que la mitad de las familias (50.1%) tienen hoy en día una «red de seguridad»
que es peor que en la situación precrisis, mientras que para el 42,3% se
mantendría igual y habría mejorado para el 7,6%.
Los
aspectos que han empeorado en más de la mitad de los hogares son las
capacidades de ahorrar (el 60% de los hogares viven sin tener nada ahorrado o
con un nivel de ahorro tan pequeño que no le permitiría resistir sin tener
ingresos más de uno o dos meses), de resistir una nueva crisis económica,
de hacer frente a una reforma necesaria de su vivienda o de llegar a fin de
mes.
En
cuatro de cada diez hogares han empeorado también su capacidad para hacer
frente a necesidades de salud no cubiertas por el sistema nacional de salud,
para pagar refuerzos educativos a los hijos, para afrontar el pago de recibos
energéticos y para garantizar una estabilidad en el empleo de los miembros del
hogar y unos ingresos estables.
En
ninguno de los 17 indicadores se supera el 10% de hogares que hayan
experimentado una evolución positiva respecto del periodo precrisis.
Según
el informe, este empeoramiento ha llevado a las familias a tomar una serie de
decisiones durante los últimos años que las ubican en un diferente escenario a
la hora de poder afrontar las contingencias actuales. FOESSA divide en tres
bloques las estrategias que han tomado las familias: reducción del consumo
energético, aceptación de condiciones laborables poco deseables y reducción de
gastos en el pago de la vivienda.
La solidaridad de la
familia y los amigos
El
informe investiga también cuáles son los componentes básicos de la red de protección
con la que cuentan los hogares en la poscrisis para afrontar el futuro y
asumir posibles cambios concretos en sus condiciones de vida.
Para
llevar a cabo este análisis se definen tres indicadores que describen las
fortalezas y debilidades de los hogares españoles a través de los recursos
con los que cuentan para afrontar las consecuencias de la gran recesión: el
Indicador de Recursos Propios del Hogar (IRPH), el Indicador de Apoyo de la
Familia y Amigos (IAFA) y el Indicador de Apoyos Formales e Institucionales
(IAFIE).
Estos
tres indicadores describen los tres principales ámbitos de protección de los
hogares: los recursos propios del hogar, la familia y los amigos, y las
instituciones formales y la solidaridad informal en los entornos locales.
Como
ha explicado Francisco Lorenzo, «de los tres círculos de seguridad, los
recursos propios del hogar se encontrarían en la mayor situación de debilidad.
La familia y amigos se consideran en este momento como el gran compensador de
esa debilidad. El círculo de apoyos más formales se encontraría más fuerte para
aquellos hogares en mejores condiciones de recursos propios y a la inversa en
peor situación para los hogares más débiles».
El riesgo de
acostumbrarse a la precariedad
Durante
la presentación del informe se han puesto sobre la mesa dos cuestiones
estructurales que también detecta la encuesta.
La
primera de ellas tiene que ver, en palabras del director técnico de FOESSA,
«con el riesgo que tenemos como sociedad a acostumbrarnos a la precariedad,
y así lo reflejan nuestras previsiones, pues cuando se nos pregunta por
nuestras expectativas dentro de 5 años, el 47,1% cree que estará igual; y tan
solo el 19,9% cree que mejorara la situación económica de su hogar. Un 26,4% de
la población entrevistada cree que empeorará».
La
segunda cuestión hace referencia a la desconfianza en la participación social y
política como estrategia de mejorar la realidad. «Son los sectores más
vulnerables de la sociedad –alerta Lorenzo— los que, precisamente, perciben que
la participación política y social no es una vía útil para mejorar sus
condiciones de vida: para el 75,6% votar no sirve, para el 56,9% no sirve
asociarse y para 61,2% no sirve la movilización».
«Un ejercicio de memoria
y de crítica social»
Para
el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, «este informe quiere ser un
ejercicio de memoria frente al olvido e invisibilidad, una acción de crítica
social frente a la realidad que nos muestra el informe y un llamamiento a la
colaboración en la lucha contra la pobreza, porque no podemos resignarnos a
aceptar lo intolerable».
«Se
está produciendo –añadió– un empobrecimiento de la pobreza. Dijimos
durante estos años atrás que la pobreza se había hecho más extensa, intensa y
crónica. Hemos conseguido estabilizar en cierta medida la extensión. Pero sin
embargo, vemos como la intensidad y la cronicidad no se debilita. Pero nosotros
estamos convencidos de que se puede cambiar la realidad, que podemos
transformarla. No podemos resignarnos a la pobreza como algo natural».
A
ese respecto, recordó que «en Cáritas, ayer, hoy y siempre, en la precrisis, la
crisis y postcrisis, hemos estado y estaremos con las personas empobrecidas,
porque queremos ser parte de la solución contra la pobreza», e invitó «a todas
las personas a ser parte de la solución contra la pobreza».
Otros aspectos que
aborda el informe
El
informe profundiza además en la reflexión sobre dos aspectos clave a la hora de
abordar la pobreza y exclusión social en la poscrisis.
Uno
de ellos se refiere a si nuestras políticas deben continuar considerando como
extranjeros a las personas migrantes que viven entre nosotros o, como se
propone, que más allá de su cédula de identificación, los inmigrantes en España
que han pasado con nosotros la crisis, que han decidido quedarse entre nosotros
y que constituyen una parte relevante de la riqueza de nuestra sociedad, son ya
parte de nuestra estructura social.
Y
una segunda reflexión es sobre la presencia en nuestro acervo comunicativo del
concepto nuevas pobrezas. ¿Qué significa? ¿Cuál es su sentido? En Análisis
y Perspectivas 2017 se plantean los pros y los contras de su utilización,
y se propone un cambio de mirada en el enfoque de su utilización.
El
informe se cierra con un capítulo final donde debates tres ámbitos que guardan
relación directa con la pobreza, la exclusión social y el bienestar, como es el
desafío demográfico provocado por la brecha entre fecundidad real y deseada, y
algunos de los obstáculos que impiden su superación relacionados con la
precariedad social y el escaso desarrollo de políticas públicas de apoyo a
los individuos y familias.
Fuente:
Cáritas
Fecha
de Publicación: 22 de Junio de 2017