El
Pontífice invitó a los sacerdotes y consagrados a imitar el estilo de Jesús en
su ministerio
En
la segunda etapa de su viaje apostólico a la Archidiócesis de Génova, Italia,
el Papa Francisco recomendó a los sacerdotes establecer una buena relación de
cercanía con los necesitados y con el Padre, mediante la salida a los caminos y
el recogimiento en la oración, y animó a dejarse “agotar” por la gente y a no
rezar como “papagayos”.
El
Santo Padre se encontró con los Obispos de Liguria, el clero, seminaristas,
religiosos, religiosas, colaboradores laicos de la Curia y representantes de
otras confesiones en la catedral de San Lorenzo.
Allí,
el Pontífice invitó a los sacerdotes y consagrados a imitar el estilo de Jesús
en su ministerio, porque “cuanto más imitemos el estilo de Jesús, mejor haremos
nuestro trabajo de pastores. Este es el criterio fundamental del estilo de
Jesús”.
“¿Cómo
era el estilo de Jesús como pastor?”, se preguntó. “Jesús siempre estaba en
camino. En los Evangelios siempre se nos muestra a Jesús en camino, en medio de
la gente, de las multitudes”.
“Si
pudiéramos imaginar cómo era el horario de la jornada de Jesús, leyendo los
Evangelio, podríamos decir que la mayor parte del tiempo lo pasaba en la calle.
Esto significa cercanía a la gente, cercanía a los problemas: no se escondía”.
Pero
Jesús también rezaba, alimentaba la relación con el Padre: “Luego, por la
tarde, muchas veces se guardaba para rezar, para estar con el Padre. Estas dos
cosas, este modo de ver a Jesús en la calle y rezando, nos ayuda mucho en
nuestra vida cotidiana”.
Esa
imagen de Jesús en constante movimiento sirvió al Papa para explicar cómo debe
ejercer el sacerdote su ministerio: “No debemos tener miedo al movimiento, a la
dispersión de nuestro tiempo”.
Por
el contrario, “el miedo más grande en el cual debemos pensar, el que debemos
imaginar, es el de una vida estática: el miedo a una vida de sacerdote que lo
tiene todo bien resuelto, bien en orden, estructurado, todo en su lugar, en
hora. Yo tengo miedo de esos sacerdotes estáticos, que incluso permanecen
estáticos en la oración, ‘yo rezo de tal hora a tal hora’”.
Francisco
advirtió que “una vida así, tan estructurada, no es una vida cristiana. Quizás
ese párroco sea un buen empresario, pero yo me pregunto: ¿Es cristiano? ¿O vive
por lo menos como un cristiano? Sí, celebra la Misa, pero el estilo,
¿es un estilo cristiano?”.
“Jesús
siempre fue un hombre de calle, un hombre de camino, un hombre abierto a las
sorpresas de Dios. En cambio, el sacerdote que lo tiene todo planificado, todo
estructurado, que permanece generalmente cerrado a las sorpresas de Dios y que
se pierde esa alegría de la sorpresa del encuentro”, no sigue el ejemplo del
Señor.
El
Papa destacó que “la mayor parte de las personas con las que se encuentra Jesús
en el Evangelio eran necesitados, enfermos, endemoniados, pecadores, gente
marginada, leprosos. Luego estaba el encuentro con el Padre y el encuentro con
sus hermanos. Todo se debe vivir en esa clave del encuentro. Tú, sacerdote, ¿te
encuentras con Dios, con el Padre, con Jesús en la Eucaristía, con los
fieles?”.
Otro
ejemplo de cómo imitar a Cristo es la oración. Un sacerdote puede orar bien, u
orar como un “papagayo”, indicó el Obispo de Roma. “Tú puedes estar una hora
delante del Sagrario, pero rezando sin encontrar al Señor, rezando como un
papagayo. ¡Pero pierdes el tiempo!”.
“Si
tú rezas, déjate mirar por el Señor, dile una palabra al Señor, pídele algo,
escucha lo que dice. Y con la gente lo mismo. Nosotros, sacerdotes, sabemos
cuánto sufre la gente cuando viene a pedirnos un consejo o algo”.
El
Papa aconsejó a los sacerdotes que se desprendan de sus egos, que sean
humildes, porque “uno de los signos que indican que no se va bien por el camino
es cuando el sacerdote habla demasiado de sí mismo, de las cosas que hace, de
lo que le gusta hacer…, es un signo de que no es un hombre de encuentro, como
mucho es un hombre del ‘espejo’, le gusta mirarse, verse reflejado”.
Y
animó: “Vosotros, sacerdotes, debéis examinaros y preguntaros: ¿soy un hombre
de encuentro? ¿Soy un hombre de sagrario? ¿Soy un hombre de calle? ¿Soy un
hombre de ‘oreja’ que sabe escuchar?”.
En
este sentido, exhortó a dejarse “agotar” por la gente: “¿me dejo ‘agotar’ por
la gente? Eso era Jesús. Jesús tenía una clara conciencia de que su vida era
para los demás: para el Padre y para la gente, no para sí mismo. Se daba, se
entregaba: se daba a la gente, se entregaba al Padre en la oración”.
El
Papa también habló de fraternidad entre sacerdotes. “Es tan difícil la
fraternidad entre nosotros… Es un trabajo de todos los días, la fraternidad
presbiteral”.
“Acogerse,
rezar juntos…, y luego una buena comida en común, hacer una fiesta juntos. Los
sacerdotes jóvenes: un partido de fútbol juntos. ¡Eso hace bien! Hermanos, la
fraternidad es muy humana. Debemos recuperar el sentido de la fraternidad”.
“Cuando
no hay fraternidad sacerdotal, hay traición. Se traiciona al hermano. Se vende
al hermano. El mayor enemigo de la fraternidad sacerdotal es la murmuración por
envidia, por celos o porque no me cae bien, o porque piensa de otra manera, o
quizás porque se ve más importante la ideología que la fraternidad”.
Por Miguel Pérez
Pichel
Fuente:
ACI Prensa