El papa invita a
contemplar el crucifijo
La
cruz cristiana, no es “un objeto de la casa o un adorno para llevar” sino “un
recordatorio del amor” de Jesús “el símbolo de la fe cristiana” ha declarado el
papa Francisco en el ángelus del 12 de marzo de 2017.
En
la introducción mariana en presencia de unas 35.000 personas en la Plaza San
Pedro, el papa ha recomendado contemplar la imagen del crucifijo durante el
tiempo de cuaresma “hagamos de manera que la cruz vaya marcando las etapas de
nuestro itinerario de cuaresma para comprender cada vez más la gravedad del
pecado y el valor del sacrificio con el cual el redentor nos ha salvado”.
Palabras
del papa antes del ángelus
¡Queridos
hermanos y hermanas, buenos días!
El
evangelio de este segundo domingo de cuaresma, nos presenta el trozo de la
Transfiguración de Jesús (cf. Mt. 17, 1-9). Toma Jesús consigo a sus apóstoles,
Pedro, Santiago y Juan y les lleva aparte a un monte alto, allí se ve este
fenómeno, el rostro de Jesús “brilla como el sol y sus vestidos se volvieron
blanquísimos como la luz” (v.2), de tal manera el Señor hace resplandecer en su
persona esta gloria divina que se podría acoger con la fe en su predicación y también
en sus gestos milagrosos. Y la transfiguración se acompaña, sobre el monte, con
la aparición de Moisés y Elias “que conversaban con El” (v.3). La luminosidad
que caracteriza este evento extraordinario simboliza el desafío de iluminar los
espíritus y corazones de los discípulos para que puedan comprender claramente
quién es su Maestro. Y es una chispa de luz que se abre improvisadamente sobre
el misterio de Jesús e ilumina toda su persona y toda su historia.
Desde
ahora firmemente comprometido hacía Jerusalén donde deberá sufrir la
condenación a muerte por la crucifixión Jesús quiere preparar a los suyos para
el escándalo de la cruz, demasiado fuerte para su fe, y al mismo tiempo
anunciar con antelación su resurrección, que se manifiesta como el Mesías, el
Hijo de Dios. Y Jesús les prepara para ese momento triste y (portador) de tanto
sufrimiento. En efecto, Jesús muestra unas expectativas diferentes a lo que
imaginaron del Mesías, sobre cómo sería el Mesías; no es un rey poderoso y
glorioso, sino un siervo humilde y desarmado, no es un señor de una gran
riqueza signo de bendición, sino un hombre pobre que no tiene donde reclinar la
cabeza, no un patriarca con una numerosa descendencia, sino como uno más, sin
casa y sin nido. Es verdaderamente una revelación de Dios invertida y el signo
más desconcertante de esta inversión escandalosa, es la cruz. Pero es a través
de la cruz cómo Jesús va a llegar a la resurrección gloriosa, que será
definitiva, no como esta transfiguración que ha durado un momento, un instante.
Jesús
transfigurado en el monte Tabor, ha querido mostrar a sus discípulos su gloria,
no para evitarles pasar por la cruz, sino para indicar a dónde conduce la cruz.
Quien muere con Cristo con Cristo resucitará. La cruz es la puerta de la
resurrección. Quién lucha con El, con El triunfará. Es el mensaje de la
esperanza que la cruz de Jesús contiene, exhortando en la fuerza, en nuestra
existencia.
La
cruz cristiana no es un objeto de la casa o un ornamento para llevar, sino que
la cruz cristiana es un recordatorio del amor con el cuál Jesús se ha
sacrificado para salvar a la humanidad del mal y del pecado. En este tiempo de
cuaresma, contemplemos con devoción la imagen del crucifijo: Jesús en la cruz
marca las etapas de nuestro itinerario de cuaresma para comprender cada vez más
la gravedad del pecado y el valor del sacrificio con el cuál el Redentor, nos
ha salvado a todos.
La
Virgen Santa, ha sabido contemplar, la gloria de Dios escondido en su
humanidad. Que ella nos ayude a permanecer con El en la oración silenciosa, a
dejarnos iluminar por su presencia, para llevar en nuestro corazón, a través de
las más oscuras noches, un reflejo de su gloria.
RAQUEL ANILLO
Fuente:
Zenit