Francisco cuenta una historia popular para
explicar la misericordiosa compañía de la Madre de Dios
“Es
tan bonito perdonar cuando tenemos una mamá al lado…”, dijo el papa Francisco
en una audiencia a un grupo de sacerdotes que se preparan para ser confesores
este viernes 17 de marzo de 2017 en el Aula Pablo VI del Vaticano.
“Perdonar
con la madre al lado porque ese hombre y esa mujer que viene al confesionario
tiene una mamá en el cielo que le abrirá las puertas, le ayudará en el momento
de entrar en el cielo. Porque es la Virgen que nos ayuda en el ejercicio
de la misericordia”, sostuvo.
El
centro de las palabras del Papa: el perdón y la confesión. De esta manera,
señaló las llaves de San Pedro y la Virgen María, al acordarse de
unas palabras del cardenal Mauro Piacenza, de la Penitenciaria Apostólica,
institución que organiza un curso anual para preparar a los sacerdotes sobre la
penitencia y el perdón.
El
pontífice dijo que le ha hecho mucho bien leer en su juventud el
libro Las glorias de María escrito por el
santo italiano Alfonso María de Ligorio (27 de septiembre 1696- 1 agosto 1787),
patrón de los confesores. “Después de cada capítulo había un espacio donde la
Virgen entraba y solucionaba las cosas”.
Sucesivamente,
contó la historia de la Virgen de los mandarinos, la Virgen de los ladrones.
Los ladrones que rezan a la Virgen. Pero advirtió jocosamente: “No digamos
que los ladrones van al cielo“.
De
esta manera, Francisco narró la historia de la tradición popular del Sur de
Italia para indicar que la Madre de Jesús es una mamá que acompaña siempre en
el camino del perdón.
“Es
una zona (de Italia) donde hay muchos mandarinos y dicen que es la patrona
de los ladrones, dicen que los ladrones van a rezar allá”, dijo arrancando la
risas de los presentes. “Había una fila en el cielo, Pedro abre, deja pasar a
uno, a otro, y la Virgen cuando ve a uno de ellos (un ladrón) le hace señal de
esconderse”.
Sucesivamente,
la Virgen le llama desde una ventana del cielo y deja entrar al ladrón,
rememoró Bergoglio la historia popular entre los campesinos italianos del Sur
para explicar la misericordiosa compañía de la Madre de Dios, aun si somos
pecadores, y, en el caso de los confesores, con la potestad de perdonar.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia