10 consejos para
comunicarles la muerte de una persona querida y evitar que sufran un trauma
¿Cómo
se le explica a un niño que una persona querida ya no está? Evitar antes que
nada que el pequeño pueda sufrir un trauma.
La
página holandesa dedicada a la educación http://www.ouders.nl (tomado de Famiglia Cristiana) explica que el luto varía según la edad
del niño y muestra las diferencias en las distintas franjas de edad.
Cuatro “franjas”
Grosso
modo, se puede afirmar que los niños hasta los tres años difícilmente
distinguen entre cosas vivas y no vivas, pero perciben bien la atmósfera y las
emociones.
Entre
los tres y los seis años, la diferencia entre la vida y la muerte se entiende, pero
es difícil comprender el carácter definitivo de la muerte. Tienden a hacer
muchas preguntas, entre ellas, “¿cuándo vuelve?”, como si se tratara de un
largo sueño o unas vacaciones.
De
los seis a los nueve años se comprende el carácter irreversible de la
muerte, aunque el concepto de “para siempre” es difícil de aferrar. Pueden
nacer sentimientos difíciles de gestionar, que pueden llevar consigo
inseguridad y ansiedad, y como defensa se tienden a negar.
Entre
los nueve y los doce años los niños saben que aquello que vive puede también
morir. Tienden, sin embargo, a no solicitar mucha atención porque
prefieren vivir su disgusto solos, para no parecer aún chiquitos. Puede,
sin embargo, suceder que se hagan los “duros”, poniendo un muro entre ellos y
el dolor, buscando esconder sus emociones más auténticas.
Algunos
consejos prácticos para quien se encuentra en una situación similar.
1 – Decirlo de manera
gradual
Ningún
padre dirá brutalmente a su hijo que no verá más al abuelo o a la tía. Quien es
creyente puede enviar mensajes de esperanza como “un día nos encontraremos
todos en el Paraíso”. “Es bueno acercar gradualmente al niño a la verdad – dice
el psicoterapeuta Fulvio Scaparro en el Corriere della Sera del 22 de
febrero – si aún no conoce el concepto de muerte. Y explicar, por lo
tanto, que el abuelo se fue a un largo viaje y no lo volveremos a verlo por
mucho tiempo. Esto no quiere decir mentir, sino enfrentar el evento en la
manera y en el tiempo adecuados. Los niños son muy prácticos y preguntarán: entonces
¿quién me llevará al parque? Al no ver más al abuelo se habituarán con el
tiempo a su ausencia, luego el niño se volverá grande y se dará cuenta que
existen ceremonias de adiós para las personas queridas, los funerales”.
2 – Evitar llorar en su
presencia
Los
niños se verán condicionados a partir de la reacción de sus familiares. “Si
encuentran en casa un ambiente de llanto y desesperación ellos también
llorarán, pero no porque estén disgustados porque el abuelo se murió, sino
simplemente porque los demás lloran: ellos ven el mundo con los ojos de quien
los cuida, y aunque les hayas dado explicaciones de esperanza, prevalecerá el
mensaje de la desesperación”.
3 – Compartir el
sufrimiento
El
sufrimiento no debe esconderse, se puede incluso compartir, pero con el tacto
adecuado porque tenemos enfrente niños que se angustian al ver que no comemos o
que estamos siempre llorando, todas ellas son señales que se vinculan a la
falta de esperanza. Si el niño se entristece y dice: “extraño a papá” es
adecuado compartir, diciendo: “lo sé, te entiendo, yo también lo extraño”.
También es bueno hablar de él y recordar juntos alguna anécdota vivida.
4 – El funeral
“En
general creo que los niños pueden asistir a un funeral porque es un ritual importante
para la separación. Es una ocasión para despedirse de la persona a quien han
querido y es el primer contacto con la realidad”, subraya el profesor Fulvio
Scaparro, que, sin embargo, advierte: “Efectivamente, si se trata de un funeral
en que se prevé que haya escenas de desesperación porque quizá la muerte fue
imprevista, entonces sí, es mejor dejar a los niños en casa. Si, en cambio, se
prevé una gran tristeza pero con una actitud de compostura, entonces estoy a
favor de la participación de los más pequeños, quizá a cargo de una persona que
no esté involucrada directamente en el luto”.
5 – Explicar que la vida
sigue
Es
importante transmitirle al niño el mensaje de que la vida sigue y que nos
esperan aún momentos de felicidad. No hay que ser bruscos, pueden ayudar las
referencias a los ciclos de la naturaleza como “las hojas del árbol caen y
mueren, pero el árbol sigue viviendo”. O cuando hay mayor consciencia, se
pueden aprovechar las ocasiones como la muerte de una planta o de un animal
para llegar gradualmente a entender el significado de la muerte.
6 – El recuerdo siempre
está vivo
“El
aspecto positivo a subrayar – prosigue Scaparro – es que quizá no veremos más
al abuelo, pero su recuerdo permanecerá siempre con nosotros, así como sus
enseñanzas, inculcando la idea de que quien muere deja siempre algo. Hablar,
compartir esa añoranza, mirar juntos una fotografía y recordar un bello momento
con el niño ayuda en el camino de la aceptación”.
7 – Suavizar la realidad
Los
niños cuando ven dibujos animados están en contacto con la muerte. A veces se
conmueven porque muere un personaje. En ese caso, significa que se están
volviendo empáticos, que se conmueven profundamente. Cuando un niño llega a
decir “¿pero un día tú tampoco estarás?” quiere decir que ha accedido a la
realidad de la vida y toma en cuenta que un día también los padres se irán.
Respecto
a la madre y al padre conviene suavizar el tema, sin contar mentiras, y decir
algo por el estilo: “Sí, pero no hay prisa, yo en este mundo quiero estar todavía
un poco”. Se llega a aceptar la muerte con la experiencia.
8 – Nunca eludir la verdad
En
el portal www.nostrofiglio.it se
precisa: cualquier estrategia que se decida utilizar a la hora de explicar la
muerte a los niños, lo importante es no ser evasivos frente a sus preguntas.
Sean preguntas secas, directas, despiadadas. Los padres no deben nunca
responder con frases del tipo: “lo entenderás cuando seas grande”, o “esta es
una pregunta complicada ahora, verás que un día hablaremos de ello”. Es
necesario encontrar la manera más afín al propio estilo de pensar y con extrema
delicadeza ofrecer respuestas exhaustivas a los hijos.
9 – Niños en el cementerio
Ir
al cementerio es también un gesto laico, se va para mantener vivo el recuerdo
de la persona fallecida. Por eso es aconsejable llevar también a los niños, a
partir de los tres años, aunque muchos prefieran dejarlos en casa, yo no lo
considero adecuado.
Al
ir con la familia al cementerio se da la posibilidad de explicarles dónde
descansa el ser querido, aunque sólo se diga: “En este momento duerme aquí,
pero sigue viviendo con nosotros a través de nosotros, que mantenemos vivo el
pensamiento también cuando vamos a visitarlo”.
10 – Elaboración del luto
La
psicóloga Francesca Broccoli en su blog explica: “Cada niño encontrará su
personal y modo específico de elaborar el luto. Es extremamente importante
preparar, acompañar y apoyar al niño que se encuentra enfrentando la muerte de
un pariente”.
¿Por
qué? “Porque esa experiencia representará una ocasión de aprendizaje
fundamental, en base a la que enfrentará las siguientes experiencias de pérdida
durante su vida”.
GELSOMINO DEL GUERCIO
Fuente:
Aleteia