Empanadillas a examen
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
-¿Crees que estarán hechas?
Israel me enseñaba un montón de empanadillas que tenía
ya colocadas en una bandeja.
La semana pasada yo hice croquetas que estaban
congeladas, y el centro me quedó frío. Me metí una pequeña empanadilla entera
en la boca. La salsa de tomate se adhirió a todas y cada una de mis papilas
gustativas. Digamos que no estaba precisamente helada... más bien era pura lava
de volcán.
Me he quemado la lengua, ¡pero achicharrada de arriba
abajo! Lo noto cuando como, cuando hablo; siento más el calor o el frío... ¡ya
nada es igual!
Ahora, en la oración, le comentaba al Señor... ¡que
cómo me gustaría que me quemase Él así el corazón!
Y es que Cristo, cuando toca tu vida, deja huella. Él
es el fuego del amor. Puedes apostar por Él, o puedes ignorarle, pero has
quedado marcado, ¡nada será lo mismo! Por eso, nuestra labor como cristianos es
mostrar el rostro de Cristo a nuestro alrededor, porque Jesús nunca deja
indiferente.
Ése encuentro es algo que jamás se olvida, y te cambia
la vida. Y, si lo acoges, ¡te transformas en llama viva que propaga este fuego
por donde va!
Hoy el reto del amor es quemarse. Te invito a que le
regales unos minutos de tu tiempo a Cristo. Busca un Sagrario y siéntate junto
a Él. Deja que su llama prenda fuego a tu corazón, ¡y siente que Él va contigo!
Por ello, te invito a que hoy tengas un gesto de cariño con alguien
desconocido. Ceder el paso en un cruce, decir 'buenos días' al conductor de
autobús, una sonrisa amable a la cajera... ¡conviértete hoy en un reflejo del
amor de Cristo! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma