¿Se avecinan nieblas?
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Estos días, cuando nos levantamos, al pasar por la
galería (donde hay unos ventanales enormes que tienen vistas a la huerta) es impresionante
la niebla que hay. Es todo un espectáculo, y entran ganas de abrir la ventana
para observarlo, aunque, al hacerlo, el frío te sacude la cara y se te cuela
hasta dentro, y tienes que cerrar en seguida.
Una de estas mañanas, andaba yo un poco encerrada en
mí misma, de estas veces que te enfadas y no sabes muy bien por qué, pero que
ya sólo ves por ti misma. Y con ésas salí a la huerta camino del lavadero y me
topé con la niebla. Estuve observándola y me ayudó mucho a orar.
Me daba cuenta de que, en ese momento, en mi corazón
también había una fuerte niebla. Porque, con la niebla, sólo puedes ver unos
metros por delante de ti. Es más, sólo te ves con nitidez a ti mismo, pero a
los demás no los puedes ver, no tienes visibilidad.
Me acordaba de haber conducido con niebla y de la
sensación de miedo que tienes al saber que no ves nada de lo que tienes por
delante.
La niebla se genera por un enfriamiento rápido. Y es
que nuestro corazón, cuando deja de latir, cuando deja de amar, se enfría
rápidamente y brota la niebla que nos encierra en nosotros mismos.
Pero es curioso, porque, leyendo un poco más sobre la
niebla, comentaban que bastaría sólo con un poco de viento para disipar
rápidamente esa nube de agua que se forma. O también desaparece si el sol vuelve
a calentar la zona.
Y es que sólo el soplo del Espíritu Santo puede mover
nuestras nieblas, sólo su fuego puede volver a encender nuestro corazón, para
comenzar de nuevo, para que podamos ver a las personas dejando a un lado todo
victimismo.
Muchas veces he oído decir "mañana de niebla,
tarde de paseo", por eso, hoy el reto del Amor es que esta tarde vayas a
visitar a alguien que te pueda estar necesitando. Haz la prueba, deja que el
Señor disipe tus nieblas y, desde su Amor, podrás ver a los demás, mirar más
por ellos, sentir con su corazón y disfrutar de cada momento, estés con quien
estés.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
