El Santo Padre reflexiona sobre el fin del mundo y del encuentro con Jesús,
y de los seguidores del diablo que son el dinero, la mundanidad y la vanidad
Elegir alejarse del Señor es la condena
eterna. Lo ha indicado el papa Francisco este lunes en la misa matutina que
celebra cada día en la residencia Santa Marta, en estos dos últimos días del
año litúrgico, cuando la Iglesia reflexiona sobre el fin del mundo y del
encuentro con Jesús.
Y advirtió que con el diablo no hay que
hablar nunca, porque es “mentiroso” y “estafador”, “busca nuestra ruina” y
“por esto será arrojado al abismo”. En cambio debemos “abrir el corazón”,
como Jesús nos pide para tener “la alegría y la salvación”.
El primero en ser juzgado, recordó
Francisco señalando la lectura del Apocalipsis, es el “dragón, la serpiente
antigua, que es el diablo”, y que el ángel descendido del cielo lanza al
Abismo, encadenado, para que “no engañe a las naciones, porque él es un
impostor”, que hace creer que si se come esta manzana será como un Dios”.
‘Pero, padre, ¿cómo podemos hacer para no
ser engañado por el diablo?’ Jesús nos enseña: Con el diablo no se dialoga ¿Qué
hizo Jesús con el diablo? Lo echaba, le preguntó el nombre pero no
dialogó. Incluso en el desierto Jesús en las tres respuestas que ha dado
al diablo, se defendió con “la palabra de Dios”, la “palabra de la Biblia”.
En la página del Apocalipsis aparecen,
entonces, las almas de los mártires, los “humildes” que han dado testimonio de
Jesucristo y no han adorado al diablo y sus seguidores, como son “el dinero, la
mundanidad, la vanidad”.
El Señor juzgará a “grandes y pequeños”
por sus obras, también se lee en el Apocalipsis y los condenados serán
arrojados al “estaño de fuego”. El Papa señala que “la
condenación eterna no es una cámara de tortura, esta es una descripción de esta
segunda muerte: es una muerte. Y los que no sean recibidos en el reino de Dios
es porque no se han acercado al Señor.
Son los que siempre iban por su camino,
alejándose del Señor. “Este alejarse continuamente de Dios es la condenación
eterna”. Alejarse para siempre del “Dios que nos da la felicidad”, del
“Dios que nos ama tanto”, este es el “fuego”, reitera el Papa, este “es el
camino de la condenación eterna”.
Pero la última imagen del Apocalipsis se
abre a la esperanza e incluso Francisco lo hace: si “abrimos el corazón”, como
Jesús nos pide y no vamos por el camino que nos aleja, vamos a tener “la
alegría y la salvación”, “El cielo y la tierra nueva” de la que se habla en la
primera lectura.
Dejémonos por lo
tanto, invita el Papa, “acariciar” y “perdonar” por Jesús, sin orgullo, pero
con esperanza, esta es la invitación final. “La esperanza que abre los
corazones al encuentro con Jesús”. Esto es hermoso. Y Él nos pide que
seamos humildes y digamos, ‘Señor’. Sólo esa palabra y Él hará el resto”
Fuente:
Zenit
