Nuevo
videomensaje, enviado esta vez a los participantes en el VI Festival de la
Doctrina Social de la Iglesia
El Papa Francisco advirtió del daño que
puede hacerle a las personas el aislamiento y de la urgente necesidad de
encontrarse con los demás.
En sus palabras a los participantes del
evento que este año se realiza en la ciudad italiana de Verona y que tiene como
lema “En medio de la gente”, el Santo Padre recordó que “estamos hechos para
estar con los demás” ya que “el aislamiento es caldo de cultivo para el miedo y
la desconfianza e impide disfrutar de la fraternidad”.
“Se
corren más riesgos cuando nos aislamos que cuando nos abrimos a los demás:
la capacidad de hacerse daño no es propia del encuentro, sino del cierre y del
rechazo”, resaltó el Pontífice.
Esto mismo puede aplicarse a la ayuda al
prójimo: “pienso en una persona enferma, en un anciano, en un emigrante, en un
pobre, en un desempleado. Cuando nos ocupamos de los demás nos complicamos
menos la vida que
cuando estamos centrados solamente en nosotros mismos”, indicó el Santo Padre.
En este sentido, el Papa destacó que “hay
una verdadera riqueza humana entre nuestra gente. Son innumerables las
historias de solidaridad, de ayuda, de apoyo, vividas en nuestras familias y en
nuestras comunidades. Es impresionante cómo algunas personas viven con dignidad
las dificultades económicas, el dolor, el trabajo duro, las pruebas”.
Por todo ello, es importante estar en
medio de la gente, lo cual “no significa solamente estar abiertos y encontrar a
los demás, sino también dejarse encontrar”.
“Estando
en medio de la gente tenemos acceso a la enseñanza de los hechos”.
El Papa puso un ejemplo de esto: “me
dijeron que hace poco murió una chica de 19 años. El dolor fue inmenso,
muchísimos asistieron al funeral. Lo que sorprendió a todos no fue solo la
ausencia de la desesperación, sino la percepción de una cierta serenidad. Las
personas, después del funeral, se decían unas a otras con asombro que habían
salido de la celebración como liberadas de un peso. La madre de la joven dijo:
‘He recibido la gracia de la serenidad’”.
“La vida cotidiana está entretejida con
estos hechos que marcan nuestra existencia: nunca pierden eficacia aunque no
pasen a ser titulares de los diarios. Sucede así: sin discursos ni
explicaciones se entiende lo que en la vida vale o no la pena”.
Por otra parte, el Obispo de Roma destacó
que “estar en medio de la gente también significa darse cuenta de que cada uno
de nosotros es parte de un pueblo”. “Estar juntos nos ayuda a ver el conjunto”,
resaltó.
El Pontífice recordó que los gobernantes
no pueden regir de espaldas al pueblo ya que “cuando se separa al pueblo de
los que mandan, cuando se toman decisiones basadas en el poder y no en la
compartición popular, cuando el que manda es más importante que el pueblo y las
decisiones las toman unos pocos, o son anónimas, o están siempre dictadas por
emergencias verdaderas o presuntas, la armonía social se ve amenazada y las
consecuencias son graves para las personas: aumenta la pobreza, peligra la paz,
manda el dinero y la gente está mal”.
“Por lo tanto –subrayó– estar en medio de
la gente no solamente hace bien a la vida del individuo, sino que es
un bien para todo el mundo”.
“Para resolver los problemas de la gente
hay que empezar desde abajo, ensuciarse las manos, tener valor, escuchar a los
últimos”, concluyó.
Fuente:
ACI Prensa
