Atraco a mano armada
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Jubi ha desarrollado una nueva habilidad. Cuando ve a
una monja paseando y merendando, se coloca frente a ella, se pone de pie poniendo
las patitas delanteras sobre la tripa de quien sea para frenar su marcha y,
sencillamente, se queda en silencio, mirando, no al bocata, ¡sino a los ojos de
la monja! Y, para rematar el asunto, pone cara de "Llevo tres semanas sin
comer... ¿no me darás ni una migaja de tu bocadillo?"
-¡Así no se puede! -se quejaba la Priora- ¡Es que no
hace nada! Ni salta, ni ladra... ¡sólo mira a los ojos! ¿Y quién resiste eso?
Ya respondo yo: nadie. Sinceramente, no sé cuántas
veces al día merienda nuestra perrita...
Parece que el "arma" de nuestra mascota es
infalible... ¡incluso con el Señor! Sí, sí, porque estaba yo leyendo la Biblia,
¡y fíjate qué versículo me ha salido!:
«Me has robado el corazón, hermana y novia mía, me has
robado el corazón con una sola mirada» (Ct 4, 9)
El Señor no tiene problema en mostrar "su
debilidad": ¡nosotros!
¿Cuándo fue la última vez que miraste un buen rato al
Señor a los ojos? Te aseguro que, como nuestra perrita, conseguirás mucho más
que una simple migaja... ¡Nos entrega todo su corazón! ¡Cristo no tiene medida
para amarnos! ¡Es que no puede resistirse a una simple mirada de cariño!
Hoy el reto del amor es buscar un Sagrario. Entra en
una iglesia, siéntate lo más cerca que puedas del Señor, y mírale. No apartes
los ojos, dedícale unos minutos, ¡y disfruta sabiendo que todo el amor de su
corazón es para ti! Hoy te invito a que, a todos los que saludes, les mires a
los ojos: ¡que tu mirada hoy trasmita cariño! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma