Enseñar y educar en una
cárcel de máxima seguridad
Strathmore
University lleva doce años colaborando con la cárcel de Naivasha Main en un
programa docente para 1.500 presos. Además de enseñar contabilidad, este
proyecto abre las puertas del futuro, ofrece esperanza, entierra la
analfabetización y reduce las tasas de criminalidad.
Enseñar al que
no sabe, y hacerlo en una cárcel de máxima seguridad. Así, con el mismo afán
que el que se imparten clases en un aula universitaria, pero con los ojos y los
oídos más abiertos. No por miedo, sino por voluntad explícita de aprender sin
perderse nada.
Alumnos de Strathmore
University (Kenia) llevan desde 2004 acercándose a la cárcel de
Naivasha Main para echar una mano. Empezaron ayudando a instalar las clases, y
ahora forman parte del Community Outreach Program,
un programa a domicilio diseñado para los presos que contempla
la donación de material educativo y cursos de contabilidad que, para muchos,
son el pasaporte para el futuro. Como apunta el inspector Odec, de la Oficina
de Bienestar Social del centro penitenciario, “gracias a esto somos capaces de
darles esperanza”.
Una segunda
oportunidad
Más de 1.500
estudiantes forman parte de esta actividad educativa dirigida a presidiarios
como Mark Simiyu, que destaca que “tras haber realizado mis estudios básicos,
no logré obtener ningún sueldo. Más adelante, al pasar por la cárcel, me
inscribí al programa que promueve Strathmore University en el que participé
como estudiante. Por el momento, he obtenido un título oficial y ahora querría
lograr el diploma de contabilidad. Ahora puedo recibir una segunda oportunidad
para volver de nuevo a la sociedad. Tengo algo de lo que estar orgulloso”.
“Soy consciente
de que en el futuro este es un tipo de entrenamiento que me permitirá
reinsertarme en la sociedad, porque las oportunidades están ahí fuera,
esperando, y yo estaré en condiciones de aprovecharlas al máximo”, dice Moses
Ng´ang´a
Moses Ng’ang’a
es otro de los alumnos que acuden a clase con el pijama de rayas. Dice: “Soy
consciente de que en el futuro este es un tipo de entrenamiento que me
permitirá reinsertarme en la sociedad, porque las oportunidades están ahí
fuera, esperando, y yo estaré en condiciones de aprovecharlas al máximo”.
Más formación.
Más atención. Más oportunidades. Así funciona la vida. En Kenya, y en la
Conchinchina…
Sed de aprender
Faith es
estudiante de Strathmore y participa en el programa como docente. Esta
experiencia en prisión le ha abierto los ojos: “Jamás en la vida hubiera
pensando que entraría en una cárcel de alta seguridad, pero la colaboración en
este programa educativo me ha dado la capacidad de ver a los prisioneros con
otra mirada. He aprendido que son iguales a nosotros. Y lo que más aprecio de
ellos es la sed que tienen de aprender. Muchos han logrado su certificado, y
luego han continuado sus estudios consiguiendo, incluso, títulos
universitarios. Eso es algo que me motiva mucho”.
James,
voluntario también en este proyecto, coincide en que “cuando vienes aquí te
transformas. Cambias. Ves la vida desde otra perspectiva”.
El Community
Outreach Program de Strathmore es como un triatlón de obras de
Misericordia con doce años de madurez: visitar a los presos, enseñar al que no
sabe, y dar de beber a las personas que están sedientas de futuro. Además,
según el director de la cárcel, Bonaventure Mukhwana Mutali, sus frutos “son
una contribución activa para la erradicación de la analfabetización y de la
criminalidad en el país”.
Cinco en uno.
Eficacia probada.
Artículo
originalmente publicado por Opus Dei