“El diablo siembra celos, ambiciones, ideas, ¡pero para dividir! O siembra codicia”, agregó
En la Misa matutina en la Casa Santa Marta, el
Papa Francisco se mostró tajante al afirmar que las divisiones destruyen la Iglesia y son obra del diablo.
Al comentar la carta de San
Pablo a los Corintios de la liturgia del día, Francisco explicó que “el diablo
tiene dos armas muy potentes para destruir la Iglesia: las divisiones y el
dinero”.
Esto sucede desde los inicios
de la Iglesia: “las divisiones ideológicas, teológicas laceraban la Iglesia”,
afirmó. “El diablo siembra celos, ambiciones, ideas, ¡pero para dividir! O
siembra codicia”, agregó.
El Santo Padre aseguró que es
como cuando acontece una guerra: después “todo queda destruido”. “Y el demonio
se va contento. Y nosotros, ingenuos, entramos en su juego”.
“Se trata de una guerra sucia
la de las divisiones, es como terrorismo”, manifestó para a continuación
alertar del peligro de los cotilleos y las habladurías en la comunidad. “Lanza
la bomba, destruye y permanece”, dijo Francisco.
“Y las divisiones en la
Iglesia no dejan que el Reino de Dios crezca, no dejan que el Señor se haga ver
bien, como es Él. Las divisiones hacen que se vea esta parte, esta otra contra
esta y en contra de… ¡siempre en contra!”.
“No existe el aceite de la
unidad, el bálsamo de la unidad. Pero el diablo va más allá, no solo en la
comunidad cristiana, sino que va a la misma raíz de la unidad cristiana. Y esto
es lo que sucede aquí, en la ciudad de Corinto, a los Corintios”.
“Pablo les reprueba porque
las divisiones llegan a la raíz de la misma unidad y por tanto a la celebración
eucarística”, añadió.
Francisco pidió a los fieles
que asistieron a la Eucaristía hacer “todo lo posible para no destruir la
Iglesia con las divisiones, sean ideológicas, sean de codicia y de ambición,
sean por celos”.
“Y sobre todo –prosiguió–
orar y cuidar las fuentes, la raíz misma de la unidad de la Iglesia, que es el
Cuerpo de Cristo, y que nosotros –todos los días– celebramos su sacrificio en
la Eucaristía”.
El Papa reconoció que “San
Pablo habla de las divisiones entre los Corintios hace ya 2.000 años”. “Esto
nos lo puede decir Pablo hoy a todos nosotros, a la Iglesia de hoy. ‘¡Hermanos,
en esto, no puedo alabaros, porque os reunís juntos no para lo mejor sino para
lo peor!’. Pero la Iglesia reunida toda para lo peor, para divisiones. Para
manchar el Cuerpo de Cristo en las celebraciones de la Eucaristía. Y el mismo
Pablo nos dice, en otro pasaje: ‘Quien come y bebe el Cuerpo y la Sangre de
Cristo indignamente, come y bebe su propia condena’”.
“Pidamos al Señor la unidad
de la Iglesia, para que no haya divisiones. Y la unidad también en la raíz de
la Iglesia, que es el mismo sacrificio de Cristo, que cada día celebramos”.
Fuente: ACI Prensa