Entrevista
con don Lush Gjergji, sacerdote y biógrafo de Madre Teresa
La Madre Teresa será canonizada este
domingo en la plaza de San Pedro en Roma. Precisamente en el Año que la Iglesia
celebra el Jubileo de la Misericordia, sube a los altares esta mujer de origen
albanés conocida en todo el mundo, que vivió una vida en la que con sus gestos,
palabras y oración transmitió la misericordia de Dios, de forma especial, en su
opción preferencial por los pobres.
Para conocer más de cerca cómo fue su vida y espiritualidad ZENIT ha entrevistado a su biógrafo, don Lush Gjergji, actual vicario general de la diócesis del Kosovo.
Para conocer más de cerca cómo fue su vida y espiritualidad ZENIT ha entrevistado a su biógrafo, don Lush Gjergji, actual vicario general de la diócesis del Kosovo.
¿Cómo fue su primer encuentro con Madre
Teresa?
— Don Lush Gjergji: Mi primer encuentro
personal fue en 1969, en Roma, y desde entonces ya no me “separé” de ella.
Enseguida tuve la sensación de encontrarme delante de una santa viva y decidí
dedicar una buena parte de mi vida para conocerla de cerca: quién era Gonxhe Bojaxhiu, su infancia, vida familiar y en
la comunidad parroquial; por qué decidió hacerse hermana misionera en India en
Calcuta, cómo hacía para ser tan santa y tan grande. Todo esto lo he
contado y publicado en 15 volúmenes, libros dedicados a la vida, obra y
espiritualidad de Madre Teresa. Y así dar gracias a Dios y a Madre Teresa por
esta gran y bella presencia a dimensión mundial.
¿Cuál es el recuerdo más importante que
tiene con ella?
— Don Lush Gjergji: Las 5 visitas
hechas al Kosovo y el premio Nobel de la paz, el 10 de diciembre de 1979, en
Oslo, junto al hermano Lazer Boajaxhiu, la sobrina, Age nat. Boajxhiu –
Guttdauro y otros. También diez días de visita en Calcuta en 1989, cuando
estaba en el hospital y se temía que no saldría con vida.
¿Cómo era su relación con ella?
— Don Lush Gjergji: Muy cordial, amistosa,
materna, abierta y sincera. Me llamaba: “mi sacerdote”, después “el cocinero de
Dios”… uniéndose a través de mí con la diócesis y el pueblo albanés de su
origen. Sufría mucho por la falta de contacto con su madre Drane nat. Bernaj-
Bojaxhiu y la hermana Age Bojaxhiu, de las que se separó en septiembre de 1928,
en la estación de tren de Zagreb, antes de empezar el viaje en tren hacia
Irlanda, Ratferharm. También por la persecución religiosa en Albania… Madre
Teresa aceptaba y ofrecía todo al Señor.
¿Qué le impresionaba más en los años que
pasó junto a Madre Teresa?
— Don Lush Gjergji: En estos años de
conocimiento, amistad y colaboración tuve muchas experiencias bonitas y
significativas que no olvidaré nunca. Me impresionaba mucho la profundidad de
la fe en la oración, en la adoración y en las celebraciones eucarísticas,
particularmente la sencillez, humildad, pero sobre todo la serenidad y la
santidad que vivía y expresaba con cada gesto, palabra y paso de la vida y en
las actividades diarias.
¿Qué significa para usted que sea
canonizada una persona que conoció tan de cerca?
— Don Lush Gjergji: Mi “protagonista”, ya
con la beatificación, todavía más con la canonización, es para mí una gratitud
y alegría inmensa. A decir verdad, justo después de la muerte, y como decía
Madre Teresa, “el regreso a la Casa del Padre”, recé y me encomendé a su
intercesión. Ahora nuestra comunicación continúa con la fuerza de la fe y la
inspiración del amor. La siento siempre cercana y viva.
Madre Teresa es muy admirada en todo el mundo por su elección
por los más pobres. Y usted, ¿qué admiraba más en la futura santa?
— Don Lush Gjergji: Admiraba sobre todo el
valor del sufrimiento de los pobres, abandonados, los leprosos, diciendo que la
paz llegará al mundo a través de ellos. También la solidaridad, el compartir y
la ayuda de los ricos, que expresaba en la función constante de la providencia
y en la ayuda para la beneficencia.
Fuente:
Zenit