La ayuda adecuada
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Siempre decimos que Jubi, en el convento, está en el paraíso. Para nuestra
pequeña beagle, todo es jugar y disfrutar. Pero ahora le ha dado por venir a
echarnos una mano.
Una hermana salió a poner en la huerta el perejil que ha cuidado durante el
invierno en un tiesto. Tras observar detenidamente cómo cavaba, Jubi entendió
que el asunto iba de remover la tierra... y se puso a escarbar detrás de ella,
sacando el perejil recién plantado.
Poco después, Verónica y yo salimos a extender unos cables para limpiarlos
y...
-¡¡Jubi!! ¡No te bebas el agua de limpiar!
-¡¡Jubiiii!! ¡¡Devuélveme el trapo!!
Por otro lado, el viento mete en nuestra huerta papeles o bolsas de la
calle, que nosotras recogemos con cuidado. Jubi ha captado muy bien la idea, y,
con todo su entusiasmo, ha dejado la huerta impoluta. El problema está en que
ha decidido "exponer sus trofeos", esparciéndolos a la puerta del Noviciado...
Parece que lanzarse a ayudar a alguien es una forma de amar. Y es cierto,
pero para el verdadero amor se necesita más. No es tanto hacer lo que yo creo
que es necesario... sino preguntarle al otro qué es lo que realmente necesita.
¡Ése es el amor auténtico, el que toma en cuenta a la persona que tiene
enfrente!
Y es que así es como actuaba Jesús. ¿Recuerdas el pasaje del ciego? Jesús
le pregunta "¿Qué quieres que haga por ti?" ¿Acaso no era evidente?
¡Estaba ciego! ¿Qué iba a querer? Pero Jesús no quiere adelantarse, Jesús ve a
la persona. El amor respeta, pregunta... y se pone al servicio, no desde los
propios criterios, sino desde la necesidad que manifiesta el otro.
Hoy el reto del amor es ayudar a una persona preguntando primero. Cuando, a
lo largo de tu jornada, veas a alguien que parece necesitar que le echen una
mano, mira a Cristo y, con Él, pregunta tú también: "¿Qué quieres que haga
por ti?" ¡Que hoy el amor sea servicio! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma