Mi
madre me dijo una vez que ella entendía que había nacido para ser mi madre
“Desde que nací,
mis padres sabían que mi vida sería
distinta a la del resto de niños, pero ellos trabajaron para que fuera
diferente en sentido positivo. Lucharon para hacerme fuerte y para que
entendiera que mi vida era igualmente válida e importante y que podría aprender
a hacer lo mismo que los demás, tan solo que yo lo haría con los pies”, señaló
a ACI Prensa.
La bailarina,
pintora y autora de su libro testimonio "¿Qué te falta
para ser feliz?" publicado recientemente en español, asegura
que la fe que ha vivido en su familia y el grandísimo aprecio al “regalo de la
vida” ha sido fundamental para ella.
“No creo que el
Señor me haya quitado algo, sino que Él me ha pensado así. Me ha querido tal
como soy y por eso doy gracias por el don de mi vida pintando, bailando y
creando con todo lo que supone comunicar. Mi modo de dar gracias a Dios es a
través del arte”.
Simona desde pequeña aprendió a valerse
por sí misma y asegura que todavía hoy, con 42 años, ese aprendizaje no ha
terminado y recalca que el apoyo de su familia ha sido fundamental para
aprender a superar las dificultades: “mi madre me dijo una vez que ella
entendía que había nacido para ser mi madre”.
“A pesar de que
la sociedad podría ver un límite en mí, no podía –ni puedo– dejar que me lo
impusieran, porque si hubiera dejado que me dijeran que no podía hacer algunas
cosas, no habría conseguido nada de lo que he logrado hasta ahora”, aseguró a
ACI Prensa.
Actualmente
Simona dirige la compañía de danza clásica Simona Art Dance Company y entre sus
logros destacan la inauguración de los Juegos Paralímpicos que se celebraron en
Turín (Italia) en 2006, recorrer el mundo con sus espectáculos de danza y
exposiciones de cuadros que pinta con los pies.
Su capacidad
artística le ha llevado a regalar un retrato pintado por ella a San Juan Pablo II y al Papa Francisco.
Además explica que sus dones no son solo
para ella, sino “para tantas otras personas, a pesar de nuestras diferencias”.
“Cada persona tiene unas carencias distintas, pero el sentido de la vida es
superior a ellas”, apuntó.
Por eso explica
que en ocasiones ha tenido que hablar con padres cuyos hijos sufrían con algún
tipo de discapacidad. “Yo no soy quién para decirles qué tienen que hacer y qué
no. Pero sí les animo a reflexionar sobre la importancia de la vida".
"Les explico
que si yo estoy aquí y he conseguido tantas cosas en mi vida es porque vale la
pena vivirla, porque la vida tiene un grandísimo valor, el mismo que el de una
persona que tiene todo en su sitio y de ello se dieron cuenta mis padres. No ha
sido un camino de rosas, pero es posible”, insistió.
Simona cuenta su
testimonio y de dónde saca toda la energía para vivir en su libro "¿Qué te falta para ser feliz?" publicado
por la editorial Palabra.
Fuente: ACI Prensa