7 respuestas apoyada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia
Si esto fuera
cierto, entonces Jesús debe haberse equivocado cada vez que habló del demonio
en diferentes partes de las Sagradas Escrituras.
El diablo es real y anda alrededor como león rugiente buscando almas para devorar (1 Pedro 5: 8). Y, francamente, ¿si es posible para un ser humano rechazar a Dios, por qué es tan inconcebible que un ángel pueda hacer lo mismo? En esta existencia, al igual que en la otra, los ángeles y los seres humanos pueden alinearse con Dios o no (Dt 30, 19).
El diablo es real y anda alrededor como león rugiente buscando almas para devorar (1 Pedro 5: 8). Y, francamente, ¿si es posible para un ser humano rechazar a Dios, por qué es tan inconcebible que un ángel pueda hacer lo mismo? En esta existencia, al igual que en la otra, los ángeles y los seres humanos pueden alinearse con Dios o no (Dt 30, 19).
No,
absolutamente no. El ser humano es distinto a un ángel y no puede convertirse
en un ser que no es.
El Catecismo de la Iglesia
Católica señala en el numeral 328 que los ángeles existen. En el numeral 330 se
afirma que son seres puramente espirituales con inteligencia y voluntad.
También se precisa que son servidores y mensajeros de Dios.
A diferencia de
los ángeles, el ser humano tiene un cuerpo. El Catecismo señala, en el numeral
366, que el alma espiritual del hombre ha sido creada por Dios y “no perece
cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la
resurrección final”.
3. Es fácil
determinar quién irá al infierno
La competencia
de la Iglesia está en determinar quién está en el cielo, sin embargo, nadie
sabe quién se encuentra en el infierno. Los que mueren en estado de pecado
mortal tienen muy pocas opciones disponibles, sin embargo, esta no es una razón
por la que debemos ser despectivos o triunfalistas hacia ellos. Más bien, es
importante orar por todos los pecadores, incluso por nuestros peores enemigos
para que se arrepientan y conviertan (Sab 1, 13-15). Perdonen y serán
perdonados (Mateo 6, 14; Lucas 6, 37). El juicio solo le pertenece a Dios y
nadie más. Simplemente no podemos conocer el interior de otra alma y la
verdadera naturaleza de su relación con Dios.
4. Todos irán
al cielo
El infierno
existe y Jesús lo asegura varias veces a lo largo de los Evangelios (Mt 7,
13-14, Mt 8, 12; Mc 9, 43; Mt 13, 41-42.49-50.48-49, Mt 22, 13; Mt 25, 46;
Lucas 12, 5, Juan 3, 18). Juan también le dedica un largo pasaje en el
Apocalipsis (Ap 14, 9-11; 19, 3). Si todo el mundo va al cielo, eso significa
que Jesús estaba confundido o era un ignorante, lo cual es inaceptable.
5. Quien muere
en estado de gracia se va directamente al cielo
Dejemos esto en
las manos del Dios que todo lo puede. Es posible que algunos se olviden del Purgatorio, pero las
Sagradas Escrituras son muy claras acerca de esto (II Macabeos 12, 39-46; Mt 5,
24-25; Heb 1, 13; I Cor 3, 11-15, Ap 21, 27). El Purgatorio existe como parte
de la economía salvífica. ¿Aparte de la Virgen María, hay alguien entre
nosotros lo suficientemente puro para estar delante de Dios? (Rm 3, 10; 14, 4;
Dt 7, 24; Jos 23, 9; 1 Sam 6, 20; Esdras 10, 13; Proverbios 27, 4; Salmo 76, 7;
130, 3; Nahum 1, 6), incluso los santos tienen pecados que necesitan ser
expiados y el Purgatorio es parte de la infinita misericordia de Dios, porque
no quiere que ninguno de nosotros muera, sino que viva y se arrepienta (2 Pedro
3, 9).
6. Las cosas
malas solo le suceden a personas malas
Cristo nos
asegura personalmente que esto no tiene sentido (Lucas 13, 1-5). Él les replicó
a quienes llegaron con la noticia de aquellos galileos que fueron asesinados
por Pilato cuando ofrecían sacrificios a Dios, diciéndoles: "¿Creen
ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás porque corrieron
semejante suerte? Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos,
perecerán del mismo modo".
Jesús también
nos recuerda que las mejores personas sufren enormemente, sin embargo, nos da
ánimo ante las tribulaciones (Juan 16, 33). Él mismo sufrió una muerte innoble
después de ser torturado. Su madre la Virgen María, mujer concebida sin pecado,
tuvo difíciles pruebas durante toda su vida
que le ocasionaron gran dolor ¿Por qué el resto de nosotros, pecadores, nos
ahorraremos el sufrimiento que Pablo nos comenta en Colosenses 1, 24?:
"Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por ustedes, y completo
en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo,
que es la Iglesia".
7. Podemos
escoger qué reglas queremos obedecer
Tenemos el
derecho de cuestionar todo, pero debemos aceptar la enseñanza de la Iglesia por
completo. Si no, nos ponemos encima de la Iglesia y de la voluntad de Dios.
Jesús estableció la Iglesia, a San Pedro como su Vicario en la tierra y sus
sucesores. ¿Quiénes somos para creer que Dios se equivocó en sus decisiones?
(Job 15, 8) ¿Cómo se puede contar con increíble autoridad para juzgar la ley de
Dios?
BONUS: El Concilio Vaticano II puede
deshacerse o ignorarse
Imposible. Los
21 concilios ecuménicos en el transcurso de 1700 años son importantes,
irrevocables e ineluctables debido a que el Espíritu Santo dirige a todos
ellos. Cabe señalar que la doctrina puede haber generado discrepancias, pero
eso significa menos que nada. Del mismo modo que un católico no puede elegir
qué reglas desea seguir, tampoco se le permite elegir su concilio favorito y
excluir los demás.
Originalmente publicado en el National Catholic Register.