El
autoconocimiento es una necesidad para quien busca el equilibrio más profundo
de su ser. Para quien busca la paz interior
En la actualidad hay un sin número de disciplinas
alternativas que nos ofrecen encontrar la “paz interior”, de pronto pareciera
que la espiritualidad se puso de “moda”.
Este “cocktail espiritual”
nos ofrece “rituales a la carta”, creencias, filosofías, pseudo-ciencias,
terapias, ideas heréticas, antiguas y contemporáneas (yoga, budismo, hinduismo,
fen shui, reiki, constelaciones familiares, tarot, horóscopos, supersticiones,
santería, inteligencia espiritual, etc.)
En las redes sociales
abundan verdaderos charlatanes improvisados, hasta aparentes “profesionales”
que han obtenido algún reconocimiento en Centros holísticos y
universidades “patito”, que ofrecen soluciones y alternativas para encontrar la
armonía y paz interior, ya sea por medio de fórmulas y rituales, invocaciones y
meditaciones o declaraciones y mantras, que solo confunde y desvían de la
verdadera plenitud interior, relativismo moral y doctrinal, peligroso
sincretismo religioso.
Sin duda cuando hablamos de
espiritualidad, estamos hablando del interior de la persona, de su ser más
íntimo, de su entraña, de su alma, la cual tiene un sentido trascendente; no se
puede separar el espíritu del cuerpo, pues somos realidades encarnadas. Cada
uno de nosotros tenemos este núcleo interior, el cual debiera de alimentarse de
su fuente creadora, un centro del cual parte nuestra actividad y a la cual
siempre regresa.
Se trata de ir a las
fuentes, al principio, al inicio de todo, en una palabra es recolocar a
la Espiritualidad en su lugar natural, en la profundidad existencial de
la persona. Por ello es importante antes que nada tomar conciencia de quienes somos,
de la persona humana que somos, de nuestro creador. “Nos hiciste, Señor, para
ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti” San Agustín.
El autoconocimiento es una
necesidad para quien busca el equilibrio más profundo de su ser. Para quien
busca la paz interior.
Por lo tanto, hemos de
hacernos conscientes de nuestra realidad objetiva; conocernos, amarnos y
perdonarnos. De conocer nuestras propias posibilidades, habilidades y
conocimientos. Saber cuáles son nuestros recursos, fortalezas y debilidades, no
para hacer contacto con nosotros mismos, sino para hacer contacto con nuestro
creador y entrar en diálogo con él, de corazón a corazón.
Y solo entonces se
comenzará a realizar una real y verdadera catarsis, una conversión personal;
los verdaderos cambios se gestan desde el interior de la persona humana, que
reconoce su dignidad ontológica y sobrenatural, y desde ahí se construye a sí
mismo.
No es el mundo el que
necesita paz, somos nosotros los que necesitamos paz. Cuando las personas
encontremos el verdadero camino de la paz interior, el orden volverá al mundo.
¿Por qué surgen dudas en su
interior?” Lc.24, 38
“Yo soy el camino, la
verdad y la vida” Jn. 14,6
Por Vicky Mijares