Cuando uno tiene miedo de escuchar, no tiene al Espíritu en el corazón
Ayer durante la Misa matutina en la Casa
Santa Marta, el Papa Francisco abordó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles
donde se narra el Concilio de Jerusalén, para recordar que el Espíritu Santo es
el verdadero protagonista de la Iglesia y explicar su
acción en la vida de la misma.
Comentando la
lectura de los Hechos de los Apóstoles, sobre el Concilio de Jerusalén, el Papa
afirmó que “el protagonista de la Iglesia” es el Espíritu Santo. “Es Él el que,
desde el primer momento, les dio a los apóstoles la fortaleza para proclamar el
Evangelio”, recordó.
Es “el Espíritu
el que lo hace todo, el Espíritu es el que lleva adelante a la Iglesia”,
insistió el Santo Padre. “Aun con sus problemas, también cuando estalla una
persecución (contra la Iglesia), es Él el que fortalece a los creyentes para
que permanezcan en la fe, aun en los momentos de ‘resistencias y de
ensañamiento de los doctores de la ley’”.
En este caso,
explicó Francisco, hay una resistencia doble a la acción del Espíritu: los que
creían que “Jesús había venido sólo para el pueblo elegido” y los que querían
imponer la ley mosaica a los paganos convertidos. En todo ello, hubo una gran
confusión, señaló el Papa.
“El Espíritu
ponía a los corazones en un camino nuevo: eran las sorpresas del Espíritu. Y
los apóstoles se encontraron en una situación que nunca hubieran creído,
situaciones nuevas. Y ¿cómo manejar estas nuevas situaciones? Por ello la
lectura de hoy, comienza así: ‘en aquellos días, al cabo de una prolongada
discusión’. Una acalorada discusión, porque discutían sobre este tema”.
“Ellos, por una
parte, tenían la fuerza del Espíritu –el protagonista– que impulsaba a ir
adelante, adelante, adelante… Pero el Espíritu los llevaba a ciertas novedades,
cosas que nunca se habían hecho antes. Nunca. Ni siquiera se las habían
imaginado. Como, por ejemplo, que los paganos recibieran el Espíritu Santo”,
explicó Francisco.
El Santo Padre
dijo que en ese momento los discípulos “tenían la patata caliente en las manos
y no sabían qué hacer”; por lo que convocan una reunión en Jerusalén, donde
cada uno puede contar su propia experiencia, sobre cómo el Espíritu Santo
descienda también sobre los paganos.
“Y al final se
pusieron de acuerdo. Pero antes hay una cosa linda: ‘Toda la asamblea hizo
silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y
prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos’.
Escuchar, no tener miedo de escuchar. Cuando uno tiene miedo de escuchar, no
tiene al Espíritu en el corazón. Escuchar: ‘¿tú qué piensas y por qué?’.
Escuchar con humildad”.
“Después de
haber escuchado –indicó el Papa–, decidieron enviar a las comunidades griegas,
es decir a los cristianos que vinieron del paganismo, enviar a algunos
discípulos para tranquilizarlos y decirles: ‘Está bien, sigan así’”.
Recordó que en
el Concilio de Jerusalén se decidió que los paganos convertidos no están
obligados a la circuncisión, algo que se comunicó a través de una carta, en la
que “el protagonista es el Espíritu Santo”.
En efecto, los
discípulos afirman que “el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido”. “Este es
el camino de la Iglesia ante las novedades, no las novedades mundanas, como las
modas de los vestidos, sino las novedades, las sorpresas del Espíritu, porque
el Espíritu siempre nos sorprende”, señaló el Papa.
Francisco dijo
que este hecho demuestra que la Iglesia afronta y resuelve los problemas con la
“reunión, la escucha, la discusión, la oración y la decisión final”.
“Este es el
camino de la Iglesia hasta hoy. Y, cuando el Espíritu nos sorprende con algo
que parece nuevo o que ‘nunca se había hecho así’ –se debe hacer así’– piensen
en el Vaticano II, en las resistencias que tuvo el Concilio Vaticano II. Y
digo esto porque es el más cercano a nosotros. Cuántas resistencias: ‘pero no…’
Aún hoy, resistencias que siguen de alguna forma. Y el Espíritu va adelante. Y
el camino de la Iglesia es éste: reunirse, unirse juntos, escucharse, discutir,
rezar y decidir”.
“Y esta es la
llamada sinodalidad de la Iglesia, en la cual se expresa la comunión de la
Iglesia. Y ¿qué hace la comunión? ¡Es el Espíritu! Otra vez es el protagonista.
¿Qué nos pide el Señor? Docilidad al Espíritu. ¿Qué nos pide el Señor? No
tengamos miedo, cuando vemos que es el Espíritu el que nos llama”.
“‘A veces, el
Espíritu nos detiene, como hizo con San Pablo, para que cambiemos de camino”, pero
no nos deja solos, sino que “nos da coraje, nos da la paciencia, nos hace ir
seguros por el camino de Jesús, nos ayuda a vencer las resistencias y ser
fuertes en el martirio”.
Por ello,
invitó finalmente a los fieles que pidan al Señor la gracia de comprender cómo
va adelante la Iglesia, de comprender cómo desde el primer momento ha afrontado
las sorpresas del Espíritu y, también, para cada uno de nosotros, la gracia de
la docilidad al Espíritu, para ir por el camino que el Señor Jesús quiere para
cada uno de nosotros y para toda la Iglesia”.
Fuente: ACI
Prensa