Para crecer y ser felices
necesitan un contexto de seguridad, protección y alimento emocional
Los hijos, cuando son recibidos con amor,
alegran la vida familiar y dan a los padres una razón más para esforzarse y
luchar por ser mejores. Los hijos enriquecen la comunidad humana con su
presencia y promesa del futuro.
La fecundidad humana es mucho más que un
simple fenómeno de “reproducción”.
Es, sobre todo, la participación en la obra creadora de Dios que
desde siempre quiso que fuera en
el amor, y por amor, como cada creatura humana entrara en la
existencia y se desarrollara.
Esto es verdad también para las parejas que no pueden tener hijos,
pues su amor puede alimentar
y ayudar a crecer muchos hijos sin padres, o a la familia
humana en general a través de las múltiples formas como el amor puede
proyectarse en el servicio comunitario (CIC, 1654).
Los hijos necesitan y merecen ser recibidos en un matrimonio
La presencia de padre y madre, unidos en una relación estable y comprometida como la que establece el sacramento del matrimonio, crea para los hijos el contexto de seguridad, protección y alimento emocional que ellos necesitan para crecer y ser felices.
Así lo constatan las estadísticas de estudios recientes (véase Why Marriage Matters: 26 Conclusions from the Social Sciences, Institute For American Values, 2005, en www.americanvalues.org).
● El matrimonio reduce el riesgo de pobreza de
los niños y sus comunidades. Entre los hispanos residentes en Estados
Unidos es claro que los niños provenientes de hogares donde la madre es la
cabeza de familia (14%), o los padres conviven pero no están casados (7%) o
están separados o divorciados (6% +9%), son los más pobres. (Véase, Ken Johnson-Mondragón, Perspectives
on Hispanic Youth and Youth Adult: Fe y Vida Publication).
· Hogares sin padre aumentan el nivel de
criminalidad.
Niños hombres cuyos padres son divorciados o no están casados tienen dos veces
más probabilidad de terminar en la cárcel cuando son adultos.
· El matrimonio protege la salud física y mental
de los hijos.
Hijos de padres que se casan y permanecen casados son más saludables y tienen
menos probabilidades de padecer una enfermedad mental, incluyendo la depresión
y el suicidio en la adolescencia.
·
Los
hijos de parejas que cohabitan
tienen un riesgo más alto de sufrir
violencia doméstica, abuso físico y sexual y abandono.
·
Los
hijos nacidos de padres que cohabitan
tiene tres veces más probabilidad
de sufrir la separación de sus padres antes de cumplir 5 años.
Debe anotarse además que los primeros 5 años de la vida de una criatura
determina en gran medida su estructura emocional y su capacidad para responder
positivamente a los retos de la vida.
· Los padres que no se casan o que se divorcian
ponen en riesgo la educación de sus hijos. La separación de los
padres o la inestabilidad de su relación da mensajes contradictorios a los
hijos. Por otro lado, el rendimiento escolar de estos niños es mucho menor que
el de los hijos de hogares estables.
· Los casos de embarazos en la adolescencia son
mucho más frecuentes entre hijos de madres solteras o separadas. Así mismo las
estadísticas muestras que la premura en concebir de un adolescente está
relacionada con la edad igualmente temprana en que su madre la concibió (U.S.
Department of Health and Human Services, Center for Disease Control and
Prevention. National Center for Health Statistics, Adolescent Health in the United States, 2007,50.)
· La ausencia de una figura paterna crea vacíos
emocionales muy grandes, tanto en los hijos varones como en las niñas.
o Muchos adolescentes varones
padecen confusiones en su sexualidad y tienden a buscar en el amor de hombres
mayores al padre que no encontraron en su niñez.
o Así mismo, muchas
jovencitas que no conocieron a sus padres o fueron abandonadas por ellos antes
de cumplir 5 años son las más propensas a entregarse sexualmente a hombres que
apenas conocen o en relaciones que no les dan ninguna garantía y que terminan
abandonándolas apenas quedan embarazadas. Y así vuelve a repetirse y crearse la
cadena triste de hijos hispanos sin padre, que las estadísticas nos reportan:
el 42% de todos los niños hispanos nacidos en Estados Unidos en el 2006 son
hijos de madres solteras. En contraste, sólo el 26% de los niños blancos y el
13% de los asiáticos nacieron de madres solteras (véase, Pew Hispanic Center, Statistical Portrait of Hispanics in the United
States, 2006, Tabla 11.)
· Cuando los matrimonian fallan la relación de
los hijos con los padres también se debilita. Los hijos adultos
cuyos padres se han divorciado sólo tienen la mitad de probabilidad de tener
una relación estrecha con ambos padres. El matrimonio da a los hijos el
contexto de seguridad, protección y alimento emocional que ellos necesitan para
crecer y ser felices.
El matrimonio da a los hijos el contexto
de seguridad, protección y alimento emocional que ellos necesitan para crecer y
ser felices.
Los
hijos necesitan no sólo padres casados sino que vivan un buen matrimonio
Los hijos reciben seguridad cuando ven a sus padres y
madres respetarse y ser
respetados por su cónyuge, o por el contrario, se llenan
de miedo y desconfianza ante el amor cuando conviven con padres que no logran
amarse y respetarse.
Por eso la Iglesia enseña que es
responsabilidad de los padres no sólo transmitir la vida sino también crear el
contexto donde la familia sea una verdadera escuela de amor; donde los hijos crezcan en
su vida espiritual, moral y sobrenatural (CIC 1652-1657).
De los
padres aprendemos:
·
El modelo de matrimonio de nuestros padres
puede influir en nuestra elección de
pareja.
·
La
relación de nuestros padres se refleja en gran medida en el tipo de problemas que
experimentamos en la edad adulta.
·
El
matrimonio de nuestros padres es el parámetro del cual aprendemos el rol que le adjudicamos al varón y la
mujer dentro del matrimonio, así como las expectativas que tenemos de
nuestra pareja.
Por todo esto es claro que sus hijos bien merecen todo
el esfuerzo por hacer
crecer y mejorar sus relaciones matrimoniales.
Esto no excluye que, en casos extremos y
después de agotar todos los recursos algunas parejas se vean forzadas a optar
por la separación, precisamente para evitar mayor daño a los hijos.
Con todo, son muchos más los matrimonios que con esfuerzo y fe pueden mejorarse
(Véase, Alba Liliana Jaramillo, Cuándo
buscar consejería).
Igualmente, estos datos sobre la
importancia de los padres y de su matrimonio para la vida de los hijos debe
hacer que los padres hispanos consideren los grandes dolores y perjuicios que migrar sin ellos puede
causar en los hijos.
Ciertamente la pobreza y el deseo de
ofrecer a los hijos un mejor futuro es una buena razón para migrar. Pero a
veces, los beneficios que el bienestar económico puede darles no se comparan
con los daños emocionales
y morales que sufren los hijos cuando se ven “separados” de sus padres.
Aunque queden en manos de personas que
los quieren y los cuidan, casi todos los niños cuyos dos padres emigraron
cuando ellos eran pequeños, muestran en su adolescencia y edad madura los
síntomas emocionales de quien fue abandonado.
Artículo originalmente publicado por Por tu matrimonio
