CANCIÓN 21
De flores y
esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las
guirnaldas
en tu amor
florecidas,
y en un
cabello mío entretejidas.
DECLARACIÓN
1. En
esta canción vuelve la esposa a hablar con el
Esposo en comunicación y recreación de amor, y lo que en ella hace es tratar del solaz y deleite que el alma esposa
y el Hijo de Dios tienen en la posesión de las riquezas de las virtudes
y dones de entrambos, y el ejercicio de ellas que hay del uno al otro,
gozándolas entre
sí en
comunicación de unión de amor.
De flores y
esmeraldas.
2. Las
flores son las virtudes del alma, y las esmeraldas son los dones que tiene de
Dios. Pues de estas flores y esmeraldas, en las frescas mañanas escogidas,
3. es a saber, ganadas y adquiridas en las juventudes, que son las
frescas mañanas de las edades.
Y dice escogidas, porque las
virtudes que se adquieren en este tiempo de juventud son escogidas y muy
aceptas a Dios, por ser en tiempo de juventud, cuando hay más contradicción de parte de
los vicios para adquirirlas, y de parte del natural más inclinación y prontitud
para perderlas; y también porque, comenzándolas a coger desde este tiempo de juventud, se adquieren muy más perfectas y son más escogidas.
Y llama a estas
juventudes frescas mañanas, porque, así como es agradable la frescura de la mañana en la
primavera más que las
otras partes del día, así lo es la
virtud de la juventud delante de Dios.
Y aun puédense
entender estas frescas mañanas por los actos de amor en que se adquieren las virtudes, los cuales son a
Dios más agradables que las frescas mañanas a los hijos de los hombres.
4. También se entienden aquí por las
frescas mañanas las obras hechas en sequedad
y dificultad del espíritu, las cuales son denotadas por
el fresco de las mañanas del invierno. Y estas obras, hechas por Dios en sequedad
de espíritu y
dificultad, son muy preciadas de Dios, porque en ellas grandemente se adquieren las virtudes y dones; y
las que se adquieren de esta suerte y con trabajo, por la mayor parte son más escogidas
y más firmes que
si se adquiriesen sólo con el sabor y regalo del espíritu; porque la virtud en la sequedad y dificultad y trabajo y tentación echa raíces, según dijo Dios a san Pablo (2 Cor.
12, 9), diciendo: Virtus in infirmitate perficitur,
esto es: La virtud en la flaqueza se hace perfecta.
Y por tanto, para encarecer la
excelencia de las virtudes de que se han de hacer las guirnaldas para el Amado, bien está dicho en las frescas mañanas escogidas, porque de solas estas flores y esmeraldas de virtudes y dones
escogidos y perfectos, y no de las imperfectas, goza
bien el Amado. Y por eso dice aquí el alma
esposa, que de ellas para él haremos las
guirnaldas.
5. Para
cuya inteligencia es de saber que todas las virtudes y dones que el alma y Dios adquieren en ella son en ella como una guirnalda de varias flores con que está admirablemente hermoseada, así como de una vestidura de
preciosa variedad. Y para mejor entenderlo es
de saber que, así como las flores materiales se van
cogiendo, las van en la guirnalda que de ellas hacen componiendo, de la misma manera, así como las flores espirituales de virtudes y dones se van adquiriendo, se van en el alma
asentando. Y acabadas de adquirir, está ya la guirnalda de perfección en el alma acabada de hacer, en que el alma y el Esposo se deleitan
hermoseados con esta guirnalda y adornados, bien así como ya en
estado de perfección.
Estas son las
guirnaldas que dice han de hacer, que es ceñirse y
cercarse de variedad de flores y esmeraldas de virtudes y dones perfectos, para
parecer dignamente con este hermoso y
precioso adorno delante la cara del rey, y merezca la iguale consigo, poniéndola como reina a su lado, pues ella lo
merece con la hermosura de su variedad. De donde hablando David (Sal. 44, 10)
con Cristo en este caso, dijo: Astitit regina a dextris tuis in vestitu
deaurato, circumdata varietate, que quiere decir: estuvo la reina a tu diestra
en vestidura de oro cercada de variedad, que es tanto como decir: estuvo a tu
diestra vestida de perfecto amor, y cercada de variedad de dones y virtudes perfectas.
Y no dice haré yo las guirnaldas solamente, ni haráslas tú tampoco a solas, sino haremos entrambos juntos; porque las virtudes no las
puede obrar el alma, ni alcanzarlas a solas sin ayuda de Dios, ni tampoco las obra Dios a solas en el alma sin ella.
Porque, aunque es verdad que todo dado bueno y todo don
perfecto sea de arriba, descendido del Padre de las lumbres, como dice Santiago (Sant 1, 17) todavía eso mismo
no se recibe sin la habilidad y ayuda del alma que lo recibe. De donde,
hablando la esposa en los Cantares (Ct 1, 3) con el Esposo, dijo: Trahe me, post te curremus in odorem, etc.; que quiere
decir: Tráeme,
después de ti correremos. De manera que el movimiento para el bien de Dios ha de venir, según aquí da a entender, solamente; mas el correr no dice que él solo, ni ella sola, sino correremos entrambos, que es el obrar Dios y el alma juntamente.
después de ti correremos. De manera que el movimiento para el bien de Dios ha de venir, según aquí da a entender, solamente; mas el correr no dice que él solo, ni ella sola, sino correremos entrambos, que es el obrar Dios y el alma juntamente.
6. Este versillo se entiende harto propiamente de la Iglesia y de
Cristo, en el cual la Iglesia esposa suya, habla con él, diciendo:
Haremos las guirnaldas, entendiendo por guirnaldas todas las almas santas engendradas por Cristo en la Iglesia, que cada
una de ellas es como una guirnalda
arreada de flores de virtudes y dones, y todas ellas juntas son una guirnalda para
la cabeza del Esposo Cristo.
Y también se puede entender por las
hermosas guirnaldas, que por otro nombre se llaman lauréolas, hechas también en Cristo y
la Iglesia, las cuales son de tres maneras:
La primera, de hermosas y blancas flores de todas las vírgenes cada
una con su lauréola de virginidad, y todas ellas juntas
serán una lauréola para poner en la cabeza del Esposo Cristo.
La segunda
lauréola, de las resplandecientes
flores de los santos doctores, cada uno con su lauréola de
doctor, y todos juntos serán una lauréola para sobreponer en la de las vírgenes en la cabeza de Cristo.
La tercera, de los encarnados claveles de los mártires, cada
uno también con su
lauréola de mártir, y todos
ellos juntos serán una lauréola para
remate de la lauréola del
Esposo Cristo.
Con las cuales tres guirnaldas estará Cristo Esposo tan hermoseado
y tan gracioso de ver, que se dirá en el cielo
aquello que de él dice la esposa en los Cantares
(Ct 3, 11), y es: Salid, hijas de Sión, y al rey
Salomón mirad con
la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio y en el día de la alegría de su corazón. Haremos, pues, dice, estas guirnaldas en tu amor
florecidas.
7. La
flor que tienen las obras y virtudes es la gracia y virtud que del amor de Dios
tienen, sin el cual no solamente no estarían florecidas, pero todas ellas
serían secas y sin valor delante de Dios, aunque humanamente fuesen perfectas. Pero, porque él da su gracia y
amor, son las obras florecidas en su amor.
amor, son las obras florecidas en su amor.
Y en un
cabello mío entretejidas.
8. Este cabello suyo es su voluntad de ella y amor
que tiene al Amado, el cual amor tiene y hace el oficio que el hilo en la guirnalda. Porque, así como el
hilo enlaza y ase las flores en la guirnalda, así el amor del alma enlaza y ase las virtudes en el alma y las sustenta
en ella; porque, como
dice san Pablo (Col. 3, 14), es la caridad el vínculo y atadura de la perfección.
De manera que
en este amor del alma están las virtudes y dones
sobrenaturales tan necesariamente asidos que, si quebrase, faltando a Dios, luego se desasirían todas las virtudes y faltarían del alma,
así como,
quebrado el hilo en la guirnalda, se caerían las flores. De manera que no basta que Dios nos tenga amor, para darnos virtudes,
sino que también nosotro se le
tengamos a él, para recibirlas y conservarlas.
Dice un cabello solo y no muchos cabellos, para dar a entender que ya
su voluntad está sola en él, desasida
de todos los demás cabellos, que son los extraños y ajenos amores. En lo cual encarece bien el valor y precio de estas guirnaldas de virtudes;
porque cuando el amor está único y sólido en Dios, cual aquí ella dice,
también las virtudes están perfectas y acabadas
y florecidas mucho en el amor de Dios; porque entonces es el amor que él tiene al alma inestimable, según el alma da a entender en la siguiente canción.
Fuente: Portal Carmelitano
