No son
"espectadores pasivos" del gran acontecimiento pascual, al
contrario...
En este sentido los Evangelios nos
enseñan la presencia de los Santos Ángeles en el evento que es el corazón de
nuestra fe: la muerte y la resurrección de Nuestro Señor.
Los Ángeles preguntan a las santas
mujeres que han ido a buscar el cuerpo de Jesús en el sepulcro: “¿Por qué
buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado” (Lc 24, 5-6).
Este anuncio que hacen los Ángeles de
este evento fundamental para nuestra fe debe ser comprendido dentro del papel
que éstos ocupan en el misterio de la salvación.
Recordemos los grandes anuncios que se
refieren de manera expresa y directa a la persona de Jesús: el primero de ellos
es el anuncio que le hace San Gabriel Arcángel a Nuestra Señora: “Alégrate
llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc. 1,26-28); “No temas recibir en tu
casa a Maria, tú esposa, pues lo concebido en Ella es obra del Espíritu Santo”
(Mt. 1,20-24), le dice el Ángel a San José.
A este santo varón también el mensajero
de Dios le advierte en sueños: “Levántate, toma al niño y a su Madre y huye a
Egipto” (Mt. 2,13); a las mujeres que de madrugada van a visitar el sepulcro de
Jesús los Ángeles les preguntan: “¿Porqué buscáis entre los muertos al que
vive? No está aqui, ha resucitado” (Lc. 24, 1-10); y al momento de la Ascensión
anuncian que “El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como
le habéis visto marcharse” (Hch. 1,11).
De los mensajes anteriormente citados se
desprende no sólo la presencia de los Ángeles como meros testigos pasivos de
eventos, sino su
papel protagónico en los misterios centrales de nuestra fe y, por ende, de la historia de la
salvación.
Los Ángeles son protagonistas en la
historia de la salvación, por ello ¿cómo dejarlos de lado?.
Si bien es cierto que el mensaje de la
salvación se dirige a los hombres, esto no implica que los Ángeles no sean
tenidos en cuenta. Ellos nos anuncian las grandes verdades centrales de nuestra
fe.
Y este aspecto es necesario resaltar:
Dios, en su plan salvífico, ha deseado que quienes nos transmitan los misterios
de nuestra salvación sean los Santos Ángeles. Por ello San Juan Pablo II
afirmaba, en la Audiencia General del 6 de Agosto de 1986, que la Iglesia presta un gran servicio al
hombre al proponer con franqueza la verdad sobre los Ángeles.
Este papel de los Ángeles se enmarca
dentro de una idea presente que G.K Chesterton afirma: “la base del
cristianismo es que el hombre es sagrado”. Por ello, lo Ángeles están al
servicio del hombre.
En este evento, en que el Ángel anuncia
la resurrección de Nuestro Señor, se anuncia una nueva creación. Como lo ha
dicho el Papa Benedicto XVI el 25 de Abril de 2011: “La Resurrección del Señor
implica una renovación de nuestra condición humana”. Esta renovación implica,
de acuerdo a Nuestro Señor, el “ser como ángeles son hijos de Dios, siendo
hijos de la resurrección” (Lc. 20, 36).
De esta manera la presencia del Ángel en la resurrección
nos pone de presentes el que seremos como ángeles y nos ayuda a entender lo qué
es la resurrección.
En efecto, los Santos Ángeles son
aquellos que ven constantemente el rostro de Dios que está en los cielos (cfr.
Mt. 18, 10), seres llenos de luz, así los vieron las mujeres que van al
sepulcro, y esa luz viene del amor de Dios.
Ese amor que no se apaga, que brilla y
resplandece siempre es lo que nos da la resurrección. Como afirmó el Papa
Benedicto XVI al celebrar la Vigilia Pascual de 2006: “La mera indestructibilidad
del alma, por sí sola, no podría dar un sentido a una vida eterna, no podría
hacerla una vida verdadera. La vida nos llega del ser amados por Aquél que es
la Vida; nos viene del vivir con Él y del amar con Él”.
Es este amor el que nos transmiten los
Santos Ángeles y nos dicen en nuestras noches oscuras: No está en el sepulcro,
ese Amor vive, se encuentra vivo. No lo busquemos entre los muertos sino que
está vivo.
La resurrección entonces es un
acontecimiento que abarca a Ángeles y hombres.
Unámonos a nuestros ángeles para
participar de este amor trasformado, unámonos a ellos para ver que Jesús está
vivo y para junto con ellos, celebrar el triunfo de Jesús sobre la muerte.
Fuente: Aleteia