Las aplicaciones biotecnológicas no pueden ser usadas contra la dignidad
humana ni obedeciendo “únicamente a fines industriales y comerciales”
El Papa
Francisco recibió hace ya unos días a 45 miembros del Comité Nacional de
Bioética en la Sala del Consistorio, ante quienes denunció el uso de embriones como “material de descarte” y
señaló que las aplicaciones biotecnológicas no pueden ser usadas contra la
dignidad humana ni obedeciendo “únicamente a fines industriales y comerciales”.
En su discurso,
el Santo Padre señaló que “todos conocen la sensibilidad de la Iglesia en las cuestiones éticas, pero tal vez no sea igualmente claro para todos
que la Iglesia no reclama ningún espacio privilegiado en este campo; al
contrario, se siente satisfecha cuando la conciencia cívica, en varios niveles,
puede reflexionar, discernir y operar sobre la base de la racionalidad libre y
abierta y de los valores fundamentales de la persona y de la sociedad”. Indicó
que “esta madurez cívica responsable es una señal de que la siembra del
Evangelio - esa sí, revelada y confiada a la Iglesia - ha dado sus frutos,
logrando promover la búsqueda de lo verdadero, de lo bueno y de lo hermoso en
las complejas cuestiones humanas y éticas”.
Explicó que
“sustancialmente se trata de servir a la persona (…) con especial atención y
cuidado a los más vulnerables y desfavorecidos”, incluidos aquellos que “ya no
pueden hacer que se escuche”. “En este terreno –señaló- la comunidad eclesial y
civil, se encuentran y están llamadas a cooperar, de acuerdo con sus distintas
y respectivas competencias”.
En ese sentido,
se refirió a la labor realizada por este Comité a favor del respeto a la
integridad del ser humano desde la concepción hasta la muerte natural, teniendo
en cuenta a la persona siempre como un fin y no como un medio. “Este principio
ético es también fundamental por cuanto concierne a las aplicaciones
biotecnológicas en el campo médico, que nunca pueden ser utilizadas de una
manera que menoscabe la dignidad humana, ni tampoco obedecer únicamente a fines
industriales y comerciales”, indicó.
Francisco
recordó que “la bioética nació para confrontar, a través de un esfuerzo
crítico, las razones y las condiciones derivadas de la dignidad de la persona
humana con los progresos de las ciencias y las tecnologías de la biología y la
medicina, que, a su ritmo acelerado, corren el riesgo de perder cualquier
referencia que no sea la utilidad y el beneficio”.
Ustedes
–indicó-, “son conscientes de que esa investigación sobre los complejos problemas
bioéticos no es fácil y no siempre llega rápidamente a una conclusión
armoniosa; de que siempre requiere humildad y realismo, de que no teme la
comparación entre las diferentes posiciones; y de que, finalmente, el
testimonio dado a la verdad contribuye a la maduración de la conciencia civil”.
Por ello los
animó a continuar su trabajo en tres ámbitos: el análisis interdisciplinario de
las causas de la degradación ambiental en el que sería oportuna, “una
comparación entre las teorías biocéntricas y las antropocéntricas, para buscar
formas que reconozcan la centralidad del ser humano, con el debido respeto por
otros seres vivientes y por todo el medio ambiente, también para ayudar a
definir las condiciones irrenunciables para la protección las generaciones
futuras”.
El segundo
ámbito, explicó, es el de la discapacidad y la marginación de las personas
vulnerables, especialmente en una sociedad que tiende a la competición y a la
aceleración del progreso. “Es el reto de contrastar la cultura del descarte que
tiene muchas expresiones, entre las cuales la de tratar a los embriones humanos
como material de descarte, al igual que a los ancianos y a las personas que se
acercan a la muerte”, expresó.
Por último, el
Santo Padre dijo que el tercer ámbito es el esfuerzo cada vez mayor hacia una
posible y deseable, aunque compleja, “armonización de las normas y reglas de
las actividades biológicas y médicas que reconozcan los valores y los derechos
fundamentales” a nivel internacional.
Francisco
finalizó dando las gracias al Comité por su intento de “identificar estrategias
de sensibilización de la opinión pública, a partir de la escuela, en las
cuestiones de bioética, como la comprensión de los avances de la
biotecnología”.
Fuente: Zenit