Medida rebosante
Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
En el convento hay muchos oficios que realizar y casi
todos son fijos (una o dos hermanas son las encargadas), pero también hay otros
rotativos, como la cocina, limpiar los baños, encender la gloria, etc.
Hoy quiero hablaros de los turnos de cocina: somos 6
cocineras y, a cada una de ellas, le ayuda una "fregadora". Vamos en
orden, de mayores a pequeñas; a mí me toca detrás del Noviciado.
Llevo unos cuantos turnos que, cuando voy por la noche
a la cocina para ver las cosas del día siguiente, me dicen con mucha gracia:
-Por café no te preocupes, tienes muchísimo, muchísimo.
-Por café no te preocupes, tienes muchísimo, muchísimo.
-Sí, hoy te dejo 3 ó 4 cafeteras hechas...
Nos reímos todas, lo agradezco y pienso: "O es
que la gusta mucho el café (que no lo toma), o es que la tocaba eso en su casa,
o es que le hace gracia poner la cafetera…"
No sé qué es lo que mueve a Celia, pero a mí me ha
recordado la frase de San Pablo: “Os verterán una medida rebosante, remecida,
generosa…” , porque el Señor nunca se deja ganar en generosidad. Él nos regala
los ingredientes de nuestra vida para que le sirvamos y nos volquemos con
entusiasmo, a lo grande, en lo que nos toque cada día.
Un corazón enamorado de Cristo no tiene límites, sólo
le interesa estar embelesado con Él; da igual ir a tender la ropa o poner las
cafeteras que sean… cuando Cristo es la chispa de tus ojos, todo está bien y
fluye con alegría desbordante.
Es precioso ver una niña enamorada, con ese frescor y
espontaneidad, y es precioso también sentir y saber que ese Amor no se apaga,
sino que crece y va llegando a poseer los rincones más recónditos de tu ser. A
veces se viste de gala; otras, de espera; otras, de confianza... pero siempre
con el frescor de un Amor que nos desborda. Nosotros sólo tenemos que poner al
fuego del Espíritu nuestra cafetera, y dejaremos café a los que vienen detrás.
El reto hoy es que te acuerdes del primer amor y te
dispongas a redescubrirlo hoy.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma