La predicación de Jesús
nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si
vivimos o no como discípulos suyos
Con el Año Santo de la Misericordia, que inició el
pasado 8 de diciembre en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Santo
Padre Francisco ha hecho una especial invitación para que se reflexione y se
pongan en práctica las Obras de Misericordia.
Así está escrito en la Bula ‘Misericordiae Vultus' con
la que el Santo Padre convocó el Jubileo Extraordinario: "Es mi vivo deseo
que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de
misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra
conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar
todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados
de la misericordia divina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras de
misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos
suyos".
De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica,
las Obras de Misericordia "son acciones caritativas mediante las cuales
ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales.
Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de
misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de
misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento,
dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a
los presos, enterrar a los muertos".
"Entre estas obras -sigue el Catecismo-, la
limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad
fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios".
Las 14 Obras de Misericordia
Siendo así, existen 14 Obras de Misericordia: siete
corporales y siete espirituales.
Las obras de misericordia corporales son: visitar a
los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada
al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos y enterrar a los
difuntos.
Mientras que las obras de misericordia espirituales
son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al
que se equivoca, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con
paciencia los defectos del prójimo y rezar a Dios por los vivos y los difuntos.
"En el ocaso de nuestras vidas seremos juzgados
en el amor"
El Papa Francisco en la Bula de convocación del
Jubileo extraordinario habla también del efecto de las obras de misericordia en
quien las practica, recordando que no se puede escapar a las Palabras de Jesús,
ya que con base a ellas seremos juzgados: "si dimos de comer al hambriento
y de beber al sediento. Si acogimos al extranjero y vestimos al desnudo. Si
dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero.
Igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar la
duda, que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad; si fuimos
capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas, sobre
todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la
pobreza; si fuimos capaces de ser cercanos a quien estaba solo y afligido; si
perdonamos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio
que conduce a la violencia; si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios
que es tan paciente con nosotros; finalmente, si encomendamos al Señor en la
oración nuestros hermanos y hermanas".
El Papa concluye: "En cada uno de estos ‘más
pequeños' está presente Cristo mismo. Su carne se hace de nuevo visible como
cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga (...) para que
nosotros los reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado. No olvidemos
las palabras de san Juan de la Cruz: ‘En el ocaso de nuestras vidas, seremos
juzgados en el amor'".
Fuente:
es.gaudiumpress.org / Catholic.net