En toda
circunstancia he de pegarme a Cristo y seguirlo
Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer tenía que empaquetar un regalo frágil para unos amigos y, como
siempre, a última hora buscaba lo más apropiado, y también lo más bonito,
porque soy consciente de que la presentación de las cosas lo hacen más
agradable, acogedor y hasta valioso.
Encontré una caja de otra figura, de color granate, y dentro tenía una
cavidad cubierta con una tela de raso roja, ¡qué bien y qué a punto! Pero la
cavidad era pequeña para lo que quería meter… pues, ya está: levanto la tela y
lo hago más grande. Dicho y hecho. Cogí una cuchilla y luego con la mano lo
acabé de arrancar. ¡No sabía la que iba a armar!
Las bolitas de corcho empezaron a volar por toda la celda, se me pegaban en
el hábito, el suelo, la ropa, el armario... todo invadido y, cuanto más quería
recogerlo, más se extendía. ¡Imposible! Tenía que tocar a nona y tuve que salir
tal cual. Imaginaos la capa negra puesta sobre el hábito lleno de bolitas...
Pero el Señor estaba esperando esta ocasión para mostrarme cómo he de
pegarme a Él, cómo tener esa fuerza eléctrica para buscarlo, seguirlo y no
separarme por nada de Él.
En todas las cosas de alrededor, de día y de noche, llueva o nieve, en el
trabajo y descanso, en la oración… a todos sitios y en toda circunstancia he de
pegarme a Cristo y seguirlo. Porque en la vida cotidiana se encubre una gran
aventura de Amor con Él, ahí, en lo de fuera, y por dentro. Si ríes o si
lloras, si añoras o si tienes, si estás contento con lo que haces o si no te
sale a tu gusto, si te sientes feliz porque ves a Dios en todo y lo sientes o
si parece que se ha escondido. Lo cierto es que Él siempre está, Él se pega a
ti mucho más fuerte que las bolitas, porque Cristo es la esencia y el soporte
de todo tu ser. Déjate envolver, reposa tu corazón en el suyo y abandónate al
vuelo del Espíritu, porque está contigo así de cerca, pegado a ti.
Hoy el reto del amor es que procures aprovechar la imagen de las bolitas de
corcho para volverte a Cristo en cada momento del día y gozarte de tener esta
atracción, y, si puedes, contágialo a todo el que se relacione contigo.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma