Vengo a la República Centroafricana
como peregrino de la paz, y me presento como un apóstol de la esperanza
A las 10:00 a.m. (hora local), de ayer, el avión de la compañía Alitalia que llevaba
al Papa Francisco desde Uganda aterrizó en el Aeropuerto Internacional “M’Poko”
de Bangui (República Centroafricana) dando así inicio a la última etapa del
viaje del Pontífice a África, considerada la más peligrosa.
Por este motivo, algunos actos programados no se retransmitirán en vivo por
las televisiones ni internet. Es el caso de la breve ceremonia de bienvenida en
Bangui o de la visita de cortesía al Presidente y el encuentro con los
dirigentes del país en el Palacio Presidencial.
El Papa fue acogido a su llegada por el Jefe de Estado de la Transición,
Catherine Samba-Panza y por el Nuncio Apostólico Mons. Franco Coppola.
Estuvieron presentes otras autoridades del país así como obispos y una
representación de fieles.
Después de la ejecución de los himnos y de los honores militares, fueron
presentadas las respectivas Delegaciones. A continuación, el Papa Francisco y
la Jefa de Estado se reunieron brevemente en el Salón Presidencial del
aeropuerto.
Situación en el país
Al tiempo que aterrizaba, en su cuenta de Twitter @Pontifex_es, FFrancisco
aseguró "Vengo a la República Centroafricana como peregrino de la paz, y
me presento como un apóstol de la esperanza".
La República Centroafricana lleva décadas sumido en la inestabilidad
política, aunque fue en 2013, con un golpe de Estado liderado por una milicia
musulmana yihadista (Séléka), cuando la crisis se agravó. El asalto al poder
desencadenó una venganza de grupos cristianos (aunque no todos lo son)
llamados anti-balaka.
Con el golpe de Estado los Seleka instauraron un régimen de terror
que pesaba sobre el 70% de la población cristiana del país. Tras la
llegada de las fuerzas internacionales y con la disolución oficial de Seleka,
los anti-Balaka entraron en una espiral ‘revanchista’.
Desde entonces, los intentos por lograr la paz han sido constantes. Desde
el 15 de septiembre de 2014, está en marcha la MINUSCA, una misión de paz
internacional formada por 11.500 soldados y 1.500 policías.
A lo largo de las últimas semanas, el ministro de Defensa francés,
Jean-Yves Le Drien, mucho más cauto, ha intentado
convencer al Vaticano para que se cancelase el viaje en vista
de que, si algo va mal, Occidente echará las culpas a Francia pues
sus soldados son los únicos verdaderamente profesionales y bien equipados.
El Arzobispo de Bangui, Mons. Dieudonné Nzapalainga, y el imán de la
mezquita central, Tidjani Moussa Nahibi, pidieron hace unos días mantener la
seguridad y acoger al Papa con tranquilidad.
Desde el pasado 1 de octubre han muerto por los enfrentamientos más de 70
personas y otras 300 han resultado heridas. El gobierno provisional presidido
por Catherine Samba Panza debía haber convocado elecciones generales para el 13
de noviembre pero no lo ha conseguido, dejando para esa fecha solo el
referéndum para la nueva constitución.
El 1 de noviembre durante el
rezo del Ángelus, el Santo Padre expresó su preocupación por los
hechos de violencia en la República Centroafricana y afirmó que “para
manifestar la cercanía orante de toda la Iglesia a esta nación así
afligida y atormentada y para exhortar a todos los centroafricanos a ser
siempre testimonio de misericordia y de reconciliación, el domingo 29 de
noviembre tengo el ánimo de abrir la puerta santa de la Catedral de Bangui,
durante el Viaje Apostólico que espero poder realizar en esa nación”.
Desde su independencia en 1960, la República Centroafricana, con una
población de unos cinco millones de habitantes es el séptimo país más pobre del
mundo y el quinto más violento, según el Index Global Peace de
2015. Además, se calcula que entre 6.000 y 10.000 niños han estado
asociados con las facciones armadas en la República Centroafricana desde 2013,
ya sea como combatientes, cocineros, mensajeros u otros roles.
Fuente: Aciprensa