Cruces derribadas, obispos a quienes se trata de silenciar, iglesias vandalizadas, amenazas a los creyentes... No hablamos de un lugar remoto, si no de incidentes que ocurren dentro de nuestras fronteras
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| La cruz de Morkaiku, derribada por unos desconocidos |
En
España hay libertad religiosa y de culto. Cualquiera puede practicar –o
abstenerse de hacerlo– la religión que estime oportuno, siempre que no entre en
conflicto con la legislación vigente. Hasta ahí, la tónica habitual. Pero en
nuestro país no todos cumplen escrupulosamente
este principio básico de convivencia. El sectarismo, el fundamentalismo
islámico, el laicismo beligerante o la injerencia política dañan la libertad
religiosa.
Así
lo ha denunciado el Observatorio sobre
intolerancia y discriminación contra los cristianos en Europa (OIDAC,
por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental con sede en Viena
dedicada a la investigación que toma el pulso a las restricciones a
la libertad religiosa, la discriminación basada
en la afiliación o convicción religiosa y los incidentes
violentos, incluidos los delitos de odio y el vandalismo contra personas y
lugares cristianos. En el año que está a punto de concluir, ha identificado al
menos 18 actos de intolerancia contra los cristianos en
nuestro país, algunos de los cuales han sido ampliamente tratados en los medios
de comunicación.
El
más reciente de todos de ellos, fechado el día 9 de este mes, se refiere al
hostigamiento que sufrieron 21
voluntarios provida por rezar pacíficamente frente a una clínica
abortiva en Vitoria. Fueron denunciados y llevados
a juicio, aunque el el tribunal finalmente no apreció delito alguno y les absolvió, al estimar que «se limitaron a
ejercer su libre derecho de reunión». En esta ocasión, la estrategia de acoso e
intimidación por parte de los promotores del aborto no funcionó.
El
OIDAC también se hace eco de otro incidente ocurrido a principios de este mes,
en la iglesia de Santa Rosa de
Lima de Málaga. Allí, la policía detuvo a un hombre de origen magrebí
después de que interrumpiera una misa, derribara las figuras del belén,
golpeara el altar, se enfundara las vestimentas litúrgicas, gritara en árabe a
través del micrófono de la iglesia e intentara agredir a los feligreses cuando estos
trataron de reducirle fuera del templo.
«Matar cristianos y purificarse»
En
el madrileño barrio de Vallecas, un joven de 18 años, identificado como Mohammed, apuñaló en noviembre a tres
personas en la calle y posteriormente atacó con el cuchillo a agentes de la
policía cuando intentaron detenerlo. El sospechoso se encontraba posiblemente
bajo los efectos de las drogas, y
previamente le había confesado a su madre que «su misión era matar cristianos y purificarse».
Al
menos un obispo español ha
tratado de ser silenciado bajo amenazas y coacciones por limitarse a exponer
las enseñanzas de la Iglesia o por dar una opinión personal. Es el caso de
monseñor José Ignacio Munilla,
obispo de Orihuela-Alicante, a quien la Fiscalía Provincial de Madrid abrió en
noviembre una investigación preliminar por hacer una propuesta de
acompañamiento espiritual a las personas con atracciones
homosexuales. «Cualquier acompañamiento ofrecido a una persona para aliviar
sus heridas internas y
permitirle vivir la virtud de la castidad, como cualquier cristiano, se
califica de terapia de conversión»,
lamentó el prelado vasco en esa ocasión, lo que valió para que algunos le
acusaran de hacer «un discurso de odio». «Solo busca intimidar
a la Iglesia para que no se atreva a predicar la Buena Nueva del amor
cristiano», concluyó monseñor Munilla.
En la noche del 18 de noviembre de 2025, unos desconocidos derribaron la cruz de Morkaiku en Elgoibar (Guipuzcoa), tras una larga campaña en contra del monumento, que algunos tachaban de «franquista». Sin embargo, el propio ayuntamiento fue claro en sus declaraciones: «Para los elgoibarreses, la cruz de Morkaiku no es un lugar de recuerdo ni de exaltación del franquismo, sino que se identifica con el montañismo y es un símbolo más de nuestro pueblo».
Álex Navajas
Fuente: El Debate
