 |
| Bautizo de una chica adulta en la Iglesia de San José en Greenwich Village, de la ciudad de Nueva York. Foto: Instagram. Dominio público |
Desde el asesinato del activista Charlie Kirk, un protestante evangélico, en septiembre pasado, parroquias neoyorquinas constatan de un aumento considerable en la asistencia a misa. Además, durante el último año, iglesias católicas de todo el país han registrado más conversiones entre jóvenes. Muchos adultos se inscriben en los grupos de iniciación cristiana para recibir los sacramentos.
Se triplica el número de adultos que piden los sacramentos
En una reciente y muy concurrida misa dominical nocturna en la iglesia de San José, en Greenwich Village, el padre Jonah Teller, OP, anunció que los tiempos están cambiando.
Según Teller, el número de inscritos en la Orden de Iniciación Cristiana de Adultos (OCIA, por sus siglas en inglés) de su parroquia —el proceso mediante el cual los adultos se convierten al catolicismo— se ha triplicado desde el año pasado, con aproximadamente 130 personas inscritas.
“Nos hemos quedado sin espacio y estamos explorando la posibilidad de añadir más misas”, dijo el padre Daniel Ray a The Post.
Más conversiones entre los jóvenes
En la diócesis de Brooklyn también se ha observado un aumento significativo. En 2024, 538 adultos asistieron a la iglesia, casi el doble que en 2023. Si bien todos los sacerdotes reconocen que algunos dejarán de asistir antes de la Vigilia Pascual, aun así esperan que las cifras se mantengan altas.
Durante el último año, iglesias católicas de todo el país han registrado más conversiones entre jóvenes.
Pero que un número tan elevado de personas busque la fe en la ultrasecular ciudad de Nueva York resulta sorprendente.
“Aquí está ocurriendo algo realmente exitoso, y no se debe a ninguna campaña de marketing”, dijo el padre Ray. Y es que, en un mundo inestable y fracturado, la promesa de fortaleza, amor y comunidad constituye un argumento bastante convincente.
Búsqueda de equilibrio y sentido
“Mi generación está viendo cómo todo se desmorona”, dijo Kiegan Lenihan, miembro de la parroquia de St. Joseph, a The Post. “Cuando todo parece ir mal en la sociedad en general, tal vez la religión organizada no sea tan mala”.
De hecho, el grupo de conversos —la mayoría de los cuales no tiene experiencia previa con la fe formal— citó una variedad de fuerzas culturales que los impulsaron hacia la Iglesia.
Algunos buscan equilibrio y sentido en un mundo caótico y polarizado, donde la política se ha convertido en un sustituto de la verdadera fe. De hecho, algunos mencionaron el asesinato de Kirk. Muchos son personas de alto rendimiento que, pese a su éxito, se sienten insatisfechas.
“Materialmente, lo tenemos todo al alcance de la mano, pero no nos llega al corazón”, dijo Teller, un profesor carismático al que los estudiantes de OCIA suelen citar como un gran atractivo.
Encontrar claridad y el impacto de la oración
Otros, como Cindy Zhao, han experimentado una profunda transformación a raíz de una pérdida personal. Esta trabajadora sanitaria decidió convertirse al cristianismo tras el trágico fallecimiento de su primo, de 42 años, después de una breve lucha contra el cáncer.
“Mi propia vida personal me llevó a la fe. Me ha ayudado a encontrar claridad”, dijo Zhao.
Y luego está Liz Flynn, de 35 años, quien encontró al Señor en una tienda de regalos de Carolina del Norte. Como muchas personas de su generación, sufría de ansiedad y depresión, y buscaba alivio en libros de autoayuda, yoga y “pseudoespiritualismo”.
Flynn atravesaba un momento difícil mientras conducía hacia Florida con su novio. Se detuvieron en el restaurante, donde compró en la tienda de regalos el libro «Quince minutos a solas con Dios», de Emilie Barns. En la primera página leyó un fragmento sobre el amor incondicional de Dios por todos sus hijos.
De repente, le costó recomponerse. “No quería armar un escándalo en el Cracker Barrel”, dijo riendo. Pero algo cambió. Flynn empezó a rezar el rosario, lo que la llevó a sentir una gran devoción por la Virgen María y, finalmente, al catolicismo.
“Estoy más feliz y tranquila que nunca. La oración ha tenido un impacto enorme en mi vida”, dijo Flynn.
De padres hippies
Ben Cook es un emprendedor que también se sentía insatisfecho, a pesar de haber creado y vendido dos empresas. “Soy un chico progresista de San Francisco”, dijo Cook, de 32 años. Criado por padres hippies que tuvieron un “pequeño distanciamiento de la fe cristiana”, Cook conoció a dos católicos que fueron, “sin duda, los amigos más sanos, felices y equilibrados que tuve en la universidad. Ahí fue cuando empecé a pensar que quizá había algo más en esta persona”.
Comenzó a leer y a explorar las distintas ramas del cristianismo. Envidiaba a quienes tenían fe. Recuerda que, cuando su esposa tuvo complicaciones durante el parto de su hija y la sacaron del hospital en camilla, se arrodilló para rezar.
“Me di cuenta de que todo lo que era importante para mí estaba completamente fuera de mi control”. Afortunadamente, su esposa y su hija están perfectamente sanas, pero aquel momento supuso un punto de inflexión para Cook.
Decepción de la cultura woke
Mientras tanto, su mejor amigo de la infancia, Mark Carlson, un católico no practicante, también estaba buscando su camino de regreso a la Iglesia. Ambos participan en OCIA en St. Joseph.
Carlson, de 32 años, también se había criado en un entorno muy liberal que lo alejó de la Iglesia Católica. Sin embargo, comenzó a desilusionarse con el malsano movimiento de la sociedad hacia doctrinas woke que veneraban la cultura de la cancelación, la obsesión con el cambio climático, la tolerancia del crimen y un “llamado radical a la acción”.
También se dio cuenta de que el catolicismo ofrecía todo aquello que muchas personas buscan a través de la terapia y de los grupos sociales, como los clubes de corredores.
“Lo que no había apreciado antes es que estas son buenas enseñanzas. Y nos brindan pautas”, dijo Carlson, quien trabaja en finanzas.
Fuente: ReligiónConfidencial
