En el día nos suceden cosas que pueden quitarnos la paz, por eso, antes de dormir, todas las noches deberíamos hacernos un examen de conciencia de 5 preguntas
![]() |
| Adrianne Mathiowetz CC |
No importan las mejores
intenciones, el pecado siempre termina encontrando el camino de vuelta a la
vida. Pero esto no significa que debamos desesperarnos y abandonar. Por eso,
podemos hacer una valoración honesta de cómo vivimos en el día a día con la ayuda
de un buen examen de conciencia de cinco preguntas que deberemos preguntarnos
todas las noches antes de ir a dormir:
1. ¿Qué he hecho hoy por mi
Fe?
C.S. Lewis hizo una sabia
observación: “Si el cristianismo es falso, no tiene importancia, si es
verdadero, es de infinita importancia. La única cosa que no puede ser, es
moderadamente importante”.
¿He vivido hoy conforme a esa
verdad? ¿He orado? ¿He pedido ayuda, perdón, he ofrecido mi gratitud y he
conversado de corazón con Dios? ¿He leído las Escrituras, el Catecismo, a los
santos o a los apologetas? ¿He vivido conforme al amor de Cristo en mis interacciones
con la familia, los amigos, los colegas, los desconocidos y los enemigos?
¿Miran mis ojos buscando la Verdad, la Bondad y la Belleza y he compartido todo
ello en mis palabras y obras? ¿He amanecido con Dios, trabajado Dios y dormido
con Dios?
2. ¿Qué he hecho hoy por mi
Familia?
Santa Teresa de Calcuta señaló una vez: “¿Qué puedes
hacer para fomentar la paz mundial? Ve a casa y ama a tu familia”.
¿Me he detenido a examinar a
fondo a mi esposa y mis hijos para maravillarme por la incomparable bendición
que son en mi vida? ¿Les he ayudado, animado, apoyado y amado en sus mejores y
peores momentos? ¿Les he pedido perdón por mis peores momentos? ¿Les he
escuchado –escuchado de verdad– en medio de este mundo de infinitas
distracciones? ¿He sido un modelo de fe, honor, esfuerzo y buen humor para mis
hijos? ¿He pasado tiempo, de calidad y en cantidad, con ellos? ¿He apoyado sus
sueños y objetivos para que se conviertan en la mejor y más auténtica versión
de sí mismos? ¿Experimento alegría en todos los momentos fugaces que tan
fácilmente se dan por sentado?
3. ¿Qué he hecho hoy por mi
Salud?
En su Carta a los Corintios, san
Pablo decía:
“¿No saben que ustedes son templo
de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” (1 Cor
3, 16)
¿Estoy cuidando de mi cuerpo? ¿Me
alimento bien y de forma saludable? ¿He hecho ejercicio? ¿Estoy evitando
hábitos perjudiciales para mí (fumar, beber y comer en exceso…)? ¿He intentado
andar más cuando sea posible y buscar aficiones más activas?
4. ¿Qué he hecho hoy por mi
Formación (mi profesión)?
San Juan Pablo II dijo una vez:
“Es Jesús el que suscita en
vosotros el deseo de hacer de vuestra vida algo grande, la voluntad de seguir
un ideal, el rechazo a dejaros atrapar por la mediocridad, la valentía de
comprometeros con humildad y perseverancia para mejoraros a vosotros mismos y a
la sociedad, haciéndola más humana y fraterna”.
¿He sido atento, laborioso y
considerado con mis pacientes, colegas y personal? ¿Me he mantenido al día de
las últimas innovaciones en mi campo? ¿He sido modelo de juicio médico sensato
y de humanidad reflexiva para mis estudiantes y residentes? ¿Es mi carrera una
vocación y no un simple trabajo?
5. ¿Qué he hecho hoy por mi
Plenitud?
El papa Benedicto XVI nos animaba diciendo:
“El mundo os ofrece comodidad,
pero no fuisteis creados para comodidades. Fuisteis creados para la grandeza”.
¿Cuál es la marca que estoy
llamado a dejar en el mundo y cómo, en concierto con mi Fe, mi Familia y mi
Formación, estoy trabajando para lograrla? ¿He dedicado tiempo a leer,
escribir, conversar y aprender de mentores más sabios? ¿Esta marca ensalza y se
adecúa a mi relación con Dios y con mi familia y me ayuda a mejorar en mi
carrera?
Recordaré que todos los días me
levanto como un santo y me acuesto como un pecador. Pero me esforzaré. Y al
vivir con más intención, me propongo saborear más los momentos pasajeros de la
vida para que contribuyan a una vida más plena y piadosa.
Muy bien. Es hora de ponerse a
trabajar. “El futuro empieza hoy, no mañana”.
Tod Worner
Fuente: Aleteia
