«Nuestro diálogo ha progresado con el recíproco reconocimiento de los sacramentos, permitiendo una cierta communicatio in sacris entre nuestras Iglesias»
| El Papa León XIV con el Patriarca Mar Awa III |
León XIV recibe
en audiencia al «querido hermano en Cristo» y recuerda los importantes avances
de estos años en el ámbito del diálogo oficial entre la Iglesia católica y la
asiria de Oriente. Profunda gratitud a los teólogos de la Comisión Mixta «sin
los cuales los acuerdos doctrinales y pastorales no habrían sido posibles». Con
el deseo de que los cristianos de Oriente Medio sigan siendo testigos del
Resucitado, relanza el desafío de la plena comunión: no dominio, sino
intercambio de dones.
El tema de la
unidad entre las Iglesias, tan importante para el Papa León XIV, encuentra hoy
un nuevo impulso a través de la renovación de una «bella» costumbre de los
últimos años, dijo el Pontífice esta mañana, 27 de octubre, a su santidad Mar
Awa III, Catolicós Patriarca de la Iglesia asiria de Oriente, recibido en
audiencia junto con los miembros de la Comisión Mixta para el diálogo teológico
entre la Iglesia católica y la Iglesia asiria de Oriente.
Vuelven al
Vaticano tras su última visita el año pasado, con motivo del trigésimo
aniversario del diálogo oficial entre las Iglesias. Sin olvidar la situación de
los cristianos en Oriente Medio, y mirando hacia los 1700 años del Concilio de
Nicea, el Pontífice expresa en su discurso el deseo de desarrollar un modelo de
plena comunión que no implique «absorción o dominio», sino que promueva el
intercambio de los dones del Espíritu.
El encuentro
fraterno y el diálogo teológico son el camino hacia la unidad
Refiriéndose a
las visitas conjuntas entre los representantes de las respectivas realidades,
el Pontífice afirma que son un signo de cómo «el encuentro fraterno y el
diálogo teológico son elementos mutuamente constitutivos en el camino hacia la
unidad». Alegrándose por los avances recientes en el diálogo oficial, que
califica de «significativos», el obispo de Roma subraya que son fruto de una
fiel adhesión al mandato y a la metodología establecidos por sus predecesores.
Y precisa:
El «diálogo de
verdad» es una expresión del amor que ya une a nuestras Iglesias, mientras que
el «diálogo de caridad» debe entenderse también teológicamente.
Desarrollar
juntos un modelo de plena comunión
El Papa expresa
su sincero agradecimiento a los teólogos de la Comisión Mixta por haber
contribuido de manera valiosa y decisiva a alcanzar acuerdos doctrinales y
pastorales. Cita explícitamente el consenso sobre la «fe cristológica» con el
que se resolvió «una controversia que duraba desde hacía 1500 años». Así,
observa, «nuestro diálogo ha progresado con el recíproco reconocimiento de los
sacramentos, permitiendo una cierta communicatio in sacris entre nuestras
Iglesias». A la espera de los pasos futuros inspirados en la encíclica de Juan
Pablo II Ut Unum Sint, el Papa León aclara el principal desafío del momento
actual:
Consiste en
desarrollar conjuntamente un modelo de plena comunión, inspirado en el primer
milenio, respondiendo al mismo tiempo con atención a los retos del presente.
Como han subrayado repetidamente mis predecesores, tal modelo no debe implicar
absorción o dominación, sino que debe promover el intercambio de dones entre
nuestras Iglesias, recibidos del Espíritu Santo para la edificación del Cuerpo
de Cristo.
Practicar la
sinodalidad para llegar a celebrar en el mismo altar
El discurso del
Papa continúa con una referencia al aspecto de la sinodalidad que, afirma, es
«un camino prometedor para seguir adelante», ya que está íntimamente ligado al
tema ecuménico. En el espíritu del Sínodo sobre la sinodalidad, la esperanza de
León XIV es que el 1700 aniversario del Concilio de Nicea —estamos a un mes del
primer viaje internacional del Pontífice, que lo llevará precisamente a Turquía
para celebrar este aniversario— lleve a «poner en práctica formas de
sinodalidad entre los cristianos de todas las tradiciones» e inspire nuevas
prácticas sinodales ecuménicas. El Sucesor de Pedro invita a pedir la
intercesión de todos los santos, en particular de Isaac de Nínive, añadido al
Martirologio Romano el año pasado, y reserva la nota final, antes de recitar
juntos el Padrenuestro, a los cristianos de Oriente Medio:
Que puedan
dar siempre un testimonio fiel de Cristo resucitado y que nuestro diálogo pueda
acelerar la llegada del día bendito en el que celebraremos juntos en el mismo
altar, participando del mismo Cuerpo y Sangre de nuestro Salvador, «para que el
mundo crea».
Antonella
Palermo
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News